Por Recibimos y publicamos
6 May 2014
Santamaría

Cobra fuerza la intención del Real Madrid de contar en su equipo con el mejor jugador uruguayo de las últimas décadas. Luis Suárez, un auténtico "made in Nacional".

Los madridistas ya saben lo que es recibir deportistas formados en nuestra casa. El primero en cruzar el Atlántico para ponerse a la órdenes del equipo merengue fue Héctor Scarone, quien entre 1951 y 1952 dirigió al Real Madrid en 39 ocasiones, cosechando 19 victorias, 9 empates y 11 derrotas. "El Mago" no logró una destacada actuación al frente del equipo blanco. Todo lo contrario ocurriría con Enrique Fernández. El Madrid no ganaba el título de la Liga desde hacía 21 años cuando Fernández se colocó al frente del equipo al que reposicionó en el fútbol ibérico y le dio el envión para convertirse en el monarca español ganando los campeonatos de 1953-54 y 1954-55.

Hacia 1957 llegaría al multicampeón español otro canterano -al igual que Scarone y Fernández, también formados en Nacional- que habría de unir su nombre al del Real Madrid de una manera indisoluble. José Emilio Santamaría, "Pepe".

Nacido en Montevideo el 31 de Julio de 1929, de padres españoles.

Debutó en la Primera División de Nacional en 1947 y extendió su carrera en los tricolores hasta principios de 1957, año en el que fue transferido al Real de Madrid.

Se retiró como futbolista en 1966, luego de haber acumulado el siguiente palmarés : 

Campeón Uruguayo 1950-1952-1955-1956

Campeón de la Copa Río de la Plata 1946 jugada en 1948 contra San Lorenzo.

Campeón de la Primera Copa Montevideo Internacional 1953.

Campeón de Liga Española : 1957/58 – 60/61 – 61/62 – 62/63- 63/64

Campeón de la Copa de la UEFA : 1957/58 – 58/59 – 59/60 y 65/66

Campeón Intercontinental : 1960

Selección Uruguaya : 4º Puesto en el Mundial de 1954

Fue también Mundialista con la Selección Española en 1962 y DT de la misma en el período 1980/82, lo que le permitió conducir a la “roja” en el Mundial del cual los españoles fueron anfitriones.

En Nacional fue Capitán durante varias temporadas jugando en todos los puesto de la defensa salvo el de arquero.

Fue calificado “el mejor back de América”.

También fue Capitán en el Real de Madrid, integrando la escuadra más poderosa del mundo en su momento.

Puede decirse que fue compañero o adversario de los mejores jugadores del planeta para su tiempo.

Capitaneó al Madrid de la espectacular delantera de Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento.

Es el último sobreviviente de la gloriosa década del 40 del Club Nacional de Football, habiendo compartido el vestuario con todos los grandes jugadores de entonces y liderando la renovación con el “Botija” Walter Gómez, infelizmente una estrella fugaz para nosotros.

Jugador fuerte pero de exquisita técnica, brilló en nuestro medio fundamentalmente como zaguero, reservándole el destino el puesto de centre-half  para pasar a la historia de los “merengues” españoles.

Conserva intactas sus dotes de caballero del deporte y su amor por Nacional, pese a que la mayor parte de su vida ha transcurrido en España.

Hace unos años compartimos una mesa con él y con Jorge Manicera, disfrutando de un reportaje que salió publicado en la revista partidaria “Decano”.

En determinado momento, nos dijo que el solamente había lucido en su vida la blanca de Nacional y del Real de Madrid.

A renglón seguido nos sorprendió diciéndonos que la camiseta de Nacional debería volver a ser con botones. 

Preguntado sobre los motivos de sus dichos, nos contestó que era sublime ver como se inflaba con el viento cuando ellos la desabrochaban, pareciendo que nuestros jugadores se agrandaban llevándose todo a su paso.

En Mayo de 2012, le hicimos llegar nuestro trabajo “El Padre de la Gloria” y recibimos en respuesta una conceptuosa nota, en la cual nos alentaba a continuar defendiendo la historia y la grandeza de Nacional.

Protagonista de jornadas inolvidables, capitaneó al Madrid en la Final Intercontinental de 1960 cuando nuestro tradicional rival fue goleado 5 a 1.

Estuvo en el “partido del siglo” contra los húngaros en Lausana, 1954, y entre otros episodios  de grato recuerdo para Nacional, participó del clásico de 1950 que nos dio la Copa Uruguaya con notable actuación de José García.

También vivió desde adentro de la cancha la tarde de los tres goles de Martino a Peñarol o la final de Campeonato Uruguayo de 1952, cerrada con triunfo clásico por 4 a 2.

En una época de grandes futbolistas, compañeros y adversarios, supo ganar y perder con la cabeza levantada, al estilo de los cracks.

Ojalá que en uno de sus viajes a Uruguay, el Club Nacional de Football le brinde el homenaje que se merece a alguien que nunca olvida ni a  sus orígenes ni a la gloriosa casaca tricolor. 

Juan José Melos


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