Por Ernesto Flores
1 Abr 2016
Chino

“De corazón, ustedes me dieron mucho más de lo que yo esperaba”. Con estas palabras, el “Chino” cerró su discurso e inició su última vuelta olímpica, acompañado de su famila.

El “olé, olé, olé, Chino, Chino” bajó repetidas veces de la tribuna y se coló apretado, en el zurdo de la zurda mágica. Álvaro Recoba vivió una noche cargada de emociones, con el saludo en cancha de algunos de sus amigos, y de muchos otros a través de la enorme pantalla gigante acunada en el codo que une la Abdón Porte con la Atilio García. Precisamente de esta tribuna partió el mayor estallido de la noche, cuando el “Chino” tomó su lugar, su clásico lugar en el corredor izquierdo, para dar inicio al partido.

Más de cuarenta futbolistas formaron parte de una fiesta que tuvo de todo. Regalos para los hinchas, shows de acrobacia aérea, murga y hasta la presencia de Raúl Lavié, casi en el cierre, cantando “A mi manera”. La despedida del “Chino”, el emotivo evento que tuvo lugar este jueves, le devolvió a algunos la oprtunidad de volver a pisar el campo del Gran Parque Central, y sentir el calor de la hinchada más numerosa, fiel y seguidora, y a otros tantos la posibilidad de afirmarse por primera vez en suelo sagrado. Entre los primeros estuvieron Tabaré Viudez, Leonardo Burián, Jorge Bava, Ruben Sosa, Marcelo Gallardo, Horacio Peralta, Jadson Viera, Richard Porta, Vicente Sánchez, Iván Alonso, Nelson Abeijón, Alexander Medina, Hugo De León y Felipe Revelez. En el otro grupo se destacaban Francesco Toldo, Iván Zamorano, Carlos Valderrama, Javier Zanetti, Juan Román Riquelme, Oscar Ruggeri y Andrés D´Alessandro.

Hubo muchos goles, muchos cambios, otro tanto de magia, la alegría impuesta por Ruben Sosa, reconocimientos, trofeos y hasta un ingenioso obsequio de parte de la Directiva tricolor, que consistió en un córner. Con banderín y todo. Pero esto es anécdotico. Los 9 goles fueron convertidos por Juan Cruz Mascia , Carlos Valderrama en dos oportunidades, Nelson Abeijón, Alexander Medina, Vicente Sánchez , Juan Román Riquelme, el mismo Álvaro Recoba y el inesperado -también por el “Chino” que desconocía su participación- de Jeremías Recoba, que cerró la parte futbolística y debe haber abierto un montón de esperanzas y emociones en su padre, que fue el que lo habilitó en principio, aunque el pase de gol le haya llegado a Jeremías de parte del “Cacique”, que le devolvió la gentileza de haberlo dejado de frente al arco. Tal vez ese haya sido el primer gol de Jeremías con la camiseta de Nacional, en el Parque Central y ante la hinchada tricolor. Camiseta, estadio e hinchada a la que tanto dio y de los que supo recibir mucho su padre.

Esta enorme excusa vestida de despedida, fue una ocasión de unión familiar. No solo de la sanguínea de Álvaro Recoba, sino de la que está unida en sentimiento por estos tres colores, que el “Chino” supo honrar con la calidad de pocos y el amor de muchos. Me quedó como postal el gesto de mi ocasional vecino de banco, cuando la pantalla proyectaba el gol que -a decir del “Chino”- ocupa el lugar de privilegio en su corazón. Mientras todo el Parque repasaba una vez más esa noche -como lo habrá hecho en grupo y en solitario cada uno de nosotros infinidad de veces- aquel gol que nos dio el triunfo clásico del 2014, mi vecino unía sus manos en gesto de súplica, como seguramente lo habrá hecho aquella tarde del 9 de noviembrte, para estallar en un grito de gol, mientras la pelota le susurraba a los piolines “fue una caricia”.





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