Por Ernesto Flores
1 Dic 2020
Clásicos
Visitantes

Tras la pérdida del primer clásico oficial, le hicieron la cruz a Las Acacias.

Belvedere, Las Acacias, Parque Pereira, Pocitos, Centenario, Campus Municipal de Maldonado y Mangangá. Siete escenarios para una historia de visitantes ante el Club Atlético Peñarol.

Contrariamente a lo que muchos puedan afirmar, Mangangá no es el primer estadio de Peñarol. Por el contrario, en 1916 adquirió Las Acacias y allí supo oficiar como locatario en dos clásicos: el inaugural, con victoria amistosa y el oficial, ocho meses después, en el que Nacional se impuso 3 a 1 por el Campeonato Uruguayo. De la treintena de encuentros que los aurinegros disputaron allí por el Campeonato Uruguayo hasta que dejaron Las Acacias por Pocitos en 1920, ese fue el único en el que recibió a Nacional. El primero y último. En los clásicos correspondientes al Campeonato Uruguayo de 1917, 1918 y 1919, nuestro rival ofició como locatario en el Parque Pereira, estadio de la Comisión de Educación Física, escenario en el que nos enfrentamos en otras ocho ocasiones: por la Copa de Campeonato Albion, la Copa de Honor y la Competencia Uruguaya, la Copa Presidente Baltasar Brum y la República del Perú. Cabe aclarar que en estas últimas no había régimen de local y visitante.

Pero la historia de Peñarol como anfitrión clásico inicia en Belvedere en 1914. Los aurinegros fijaron el escenario de Wanderers para disputar sus encuentros ante el decano por el Campeonato Uruguayo de 1914 y 1915. El primer partido oficial de lo que se transformaría en “el clásico” uruguayo por antonomasia en el que los aurinegros fueron locatarios, tuvo lugar el 27 de setiembre de 1914 y finalizó empatado a cero. Al año siguiente, Peñarol vuelve a fijar el estadio de los bohemios y en esta ocasión cae por 2 a 1. Dos veces más volvimos a Belvedere a enfrentar a los aurinegros: por el Competencia y por la Copa de Campeonato Albion, en 1916 y 1917 respectivamente, por esta última también disputamos un encuentro clásico en el Parque Lugano -la cancha del viejo River Fútbol Club, hoy desaparecido- en 1917.

En 1921 entra en escena el estadio Pocitos, escenario que, a no dudarlo, era el estadio de Peñarol en la década del veinte. Si bien el propietario del terreno era –al igual que del Gran Parque Central- la Sociedad Comercial de Montevideo, Peñarol era el arrendatario único del escenario –al igual que Nacional en el Gran Parque Central. Entrada la década del treinta, Peñarol debe afrontar un juicio por desalojo entablado por La Comercial, a diferencia de Nacional, que adquirió el estadio a la misma empresa en 1937.

Durante los último noventa años, Peñarol –al igual que Nacional- fungió como local en el Estadio Centenario, salvo un partido correspondiente a la Copa Libertadores de 1998 en el que debimos trasladarnos a Maldonado, ya que el aurinegro fijó como escenario el Campus Municipal fernandino debido a reparaciones que se estaban realizando en el Estadio Centenario.

En resumen, desde el inicio de sus enfrentamientos en 1914, Peñarol ha recibido a Nacional por el Campeonato Uruguayo en siete diferentes escenarios; seis sin considerar el Centenario, que siempre ha sido una cancha neutral. El aurinegro tiene una historia locataria itinerante, que muestra tres derrotas, cinco empates y tres victorias en estos seis escenarios, a diferencia de Nacional, anfitrión en su casa de la Quinta de La Paraguaya en doce ocasiones, en los que acumula siete victorias, tres empates y dos derrotas.

Si consideramos que la entereza y la madurez de un equipo se demuestra en su casa, donde tiene la presión de no defraudar a su hinchada y la responsabilidad de salvaguardar su feudo, llevamos ventaja en este rubro.

Por el contrario, si lo que nos interesa destacar es la valentía y la concentración del equipo cuando es visitante y se enfrenta a un público hostil y un adversario apremiado por llevarse la victoria; bueno, ahí la historia muestra que también la balanza se inclina a nuestro favor.

Tras la pérdida del primer clásico oficial, le hicieron la cruz a Las Acacias. Pocitos se sostuvo un poco más, pero dos partidos consecutivos en los que se vieron imposibilitados de ganar, seguramente le hubieran guiado también al olvido, de no mediar la aparición del Centenario. Ahora es el turno de Mangangá. Considerando que el empate que obtuvo Nacional el año pasado en ese estadio, con 10 jugadores, fue fundamental para obtener la Tabla Anual por un punto y teniendo en cuenta que fue allí, en su estadio y ante Nacional que el aurinegro perdió el campeonato y no por el empate ante Progreso en el Paladino, solo resta saber cuánto tiempo va a pasar para que ese escenario corra la misma suerte que sus antecesores.

Ernesto Flores




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