El viejo Nacional

Algunas voces de hinchas se alzan en contra de la responsabilidad asumida por el Dr. Navascués como redactor responsable de la carta de desagravio dirigida a la Conmebol.

Aún si el Dr. Hernán Navascués, a lo largo de su destacada trayectoria, jamás hubiera tenido una sola acción a favor de Nacional o ningún gesto que lo identificara como un auténtico caballero tricolor, éste acto bastaría para distinguirlo como lo que es: un claro exponente del “ser Nacional”.

Nacional, a lo largo de su rica historia, se ha visto en situaciones mucho más incómodas que la presente, con enemigos más poderosos, envuelto en dilemas morales más encumbrados y afrontando maquinaciones, engaños y traiciones que poco o nada tendrían que envidiarle a la actual. En todas y cada una de estas ocasiones, siempre primó, como un sellado a fuego, el legado ancestral de defensa de la Asociación.

Sin ahondar en los motivos, lo que se pretende hacer con la AUF –como bien argumentó el propio Navascués inmediatamente de recibida la sanción- es un atropello. Independientemente de que pueda considerarse una lucha de ladrones que se pisan las capas, la acción tomada pone de rehén a la Asociación madre del fútbol uruguayo. La misma que nos negó el ingreso en dos ocasiones, la que pretendió sancionarnos en 1903 y que nos ignoró olímpicamente a la hora de armar el comité organizador de la Copa de Oro. La misma a la que, a pesar de todos los desaires que nos ha hecho y, seguramente continuará haciéndonos, nunca, pero nunca le vamos a negar la defensa y la mano extendida, menos cuando los ataques vengan de afuera. Porque para eso nacimos, para sostener bien en alto la bandera del fútbol uruguayo y evitar atropellos extranjeros. Ya vendrán tiempos de ordenar la casa y abrir las ventanas para que ingrese el aire renovador. Mientras tanto, los trapos sucios se lavan en casa y lejos de la vista de extraños.

Ernesto Flores
decano.com