Por decano.com
14 Jun 2014
Mundial

Cuando @cocoeldelcamion dijo que no había nada más triste que el último partido que se juega antes de ir al mundial, respondí: el último que se juega antes de volver del mundial

“La concentración se tornó un velatorio. Nadie conseguía hablar. Un compañero aun intentó animar el grupo diciendo que, pese a la derrota, el equipo había sido el mejor del mundial. En el hotel, el presidente realiza una reunión para agradecer el esfuerzo de todos los jugadores y elogiar el trabajo del entrenador, especialmente en lo que se refiere a la responsabilidad”.

“En este momento el capitán pide para hablar en nombre de los jugadores. Dijo que, por primera vez, iba a pedir algo pensando en si mismo: quería adelantar el viaje de regreso. Él quería estar cerca en el momento del nacimiento del más nuevo integrante de su familia y dijo que todos los jugadores querían ser consolados por sus familiares en éste momento. Cuando terminó de hablar, todos lloraban”.

“La última noche en la concentración fue terrible. Nadie conseguía dormir. A las 4 de la mañana, estaba apoyado en la ventana, mirando la oscura calle y pensando en la felicidad de las personas que, en aquel momento, dormían tranquilamente, sin cualquier preocupación. Dolía saber que millones de personas sufrían junto a nosotros”.

“La familia llama al hotel. Primero habla la madre, después los demás. El hermano dice que la sobrina había llorado mucho. Por ahí se puede medir la tristeza de todos, especialmente de los niños que se encantaban con nuestro fútbol”.

“El día siguiente, todos estaban liberados para pasear por la ciudad, salir de compras o visitar algún lugar especial. Casi nadie quiso salir. Mi almuerzo fue casi nada. El capitán, que se cuidó mucho durante la fase de preparación y durante el mundial, volvió a tomar mucha cerveza y fumar, aun bajo los ojos del entrenador, que abomina éste comportamiento”.

“El entrenador se despidió de todos. Tuvo mucha grandeza. Dijo que deberíamos volver tranquilos, porque habíamos jugado bastante bien y recibido los aplausos del mundo. El estímulo de él también fue para la valija, para compensar un poco la desilusión”.

Ayer Uruguay perdió contra Colombia y fue eliminado del mundial. Para quien escribe estas líneas, quedará para el recuerdo la dignidad de Diego Godín, que reconoció la superioridad del rival sin negar que la punición a Luis Suárez influyó mucho. Qué habrá sentido cada uno, qué habrá pasado con cada jugador, esto tal vez se sepa con el paso de los días. Cada uruguayo, a su manera, vivió la noche más triste.

La historia contada en los párrafos anteriores no es la de ayer. Hice una pequeña adaptación, eliminando los nombres pero sin cambar nunca los hechos, para que cada lector pudiese sentirse identificado. Esta fue la noche después del partido en lo que una brillante generación brasilera fue eliminada por Italia, tras una derrota por 3 a 2, en el mundial de 1982 y Paulo Roberto Falcão contó la historia en un libro suyo, “Historias de la Pelota”.

Fin de ciclo para una selección que encantó el mundo. Pero varios de aquellos jugadores – Falcão incluido – jugaron el mundial de 1986, en lo que Brasil cayó en cuartos ante Francia. Digo esto porque es natural que se hable de fin de ciclo ahora que se termina la campaña uruguaya en el mundial. Un nuevo entrenador (o no), nuevos jugadores, la necesidad de renovar, pero no de renovar todo.

Hay jugadores emblemáticos (y de los otros) que posiblemente no vuelvan a un mundial, como Lugano, Pérez y Forlán. Los que vienen atrás piden paso – y Uruguay fue subcampeón mundial sub20. El nuevo capitán está en el mejor momento de su carrera. Y a cuatro años del mundial 2018, no sorprenderá a nadie si digo que se puede soñar con los goles del crack formado en Nacional (y cuya salida no aportó mucho a los cofres tricolores), de dientes grandes, personaje central de una polémica enorme… me refiero, obviamente, a Nicolás López (¿en serio, de quien pensaron que yo hablaba?).

Que venga el 2018.

Manoel Castanho

(Periodista)


Nota anterior: Sin la gran estrella

El equipo pierde su gran estrella, con la que no contará hasta el fin del mundial, y está obligado a ganar todos los partidos siguientes si quiere ser campeón. Esta crónica invita a soñar.

Momento de dolor. Tras un partido complicado, el equipo pierde a su principal jugador, estrella máxima, en quien están depositadas las esperanzas de volver a obtener un título mundial – él mismo anotó en el partido anterior, su primero en el mundial. Durante el torneo la prensa habla de una transferencia suya para otro país a un costo millonario – y él lo niega.

La selección tiene que continuar sin él. Son cuatro partidos los que faltan. El entrenador apuesta sus fichas en un joven delantero y antes del partido lo llama para una charla privada. “Tendrás que ser hombre como nunca en la vida. Los rivales te van a pegar, te van a dar con todo y no vas a reaccionar. Te van a insultar con palabrotas que vos nunca imaginaste que existían, y no vas a reaccionar”. Nada de esto pasó, pero el joven se preparó para ser hombre.

El partido empieza – y el rival tampoco cuenta con su principal estrella. Pocas oportunidades de gol se generan hasta que el equipo sufre un gol, que viene en un tiro de afuera. Al minuto siguiente, de volea, el segundo no sale por milagro. “Caricias”, diría Rodrigo Romano. El primer tiempo termina con el entrenador adversario – un conocido táctico amante del juego defensivo - a los gritos: “Ganamos el partido, ellos son viejos, están muertos”.

Viene el segundo tiempo. El segundo gol adversario es anulado por offside. El reloj corre, la derrota se acerca, es urgente ganar… hasta que en un centro por abajo termina en gol. Y faltan apenas cinco minutos cuando otro centro, esta vez desde la derecha, encuentra la cabeza del suplente, el delantero cuyo apodo es “poseído” y que se viste de héroe anotando dos goles.

Pasan los días, se viene otro partido recontra importante. Esta vez el rival es el dueño de la casa, a quien los árbitros seguramente ayudarán. Nuestro héroe ya se ganó un lugar en el equipo, especialmente sabiendo que el titular ya no podría volver a jugar. Él participa del partido, su equipo va bien, pero él no está en una tarde particularmente brillante. Casi van al descanso con un 2 a 0 a favor, pero un golazo de tiro libre pone a los locales de vuelta en el partido.

El segundo tiempo se vuelve ríspido, entradas duras, el cuadro local no quiere se quedar sin su mundial. Tras un gol de cabeza para poner el 3 a 1, el árbitro cobró un dudoso penal que devolvió el rival al partido. Pero el equipo estaba inspirado y tras anotar el cuarto gol, otra vez de cabeza, la violencia toma cuenta del partido. Un jugador local es expulsado, mientras otro del equipo ganador – uno que anotó dos de los cuatro goles – reacciona después de ser cazado durante todo el partido y también es expulsado. No hay más goles, el cuadro local está eliminado.

Llega el día de la gran final. Uno de los cracks del equipo tiene fiebre, pero jugará igual. El mejor jugador del mundo no puede jugar; el mejor jugador de Europa está en el otro cuadro y es él quien anota el primer gol del partido a los 15 minutos de juego, en la salida del arquero. El momento es decisivo, el equipo no puede sentir el golpe. Es cuando nuestro amigo, el suplente, el “poseído”, el que no había vuelto a anotar luego de aquellos dos importantes goles, domina la pelota y avanza por la izquierda. Mira hacia el área, se viene el centro… y termina en la red. Él no admite que intentó centrar, dice que todo el tiempo busca el gol. Nosotros fingimos que creemos.

El partido va equilibrado hasta la mitad del segundo tiempo, cuando el suplente otra vez sube por la banda izquierda para meter un centro. Esta vez él para, corta hacia atrás y realmente centra, abriendo el gol para el compañero suyo que viene en carrera. El que venía para reemplazar al irreemplazable se viste de héroe en el partido más importante de su vida, anotando un gol y dando el pase para otro. A partir de ahí la desesperación es del rival – minutos después, el arquero deja escapar una pelota que cae en los pies del centro delantero, que solo tiene el trabajo de empujarla.

El triunfo por 3 a 1 representa el título mundial. El capitán que levanta la copa es un zaguero que viste la camisa 3 – originalmente no era él, era otro zaguero con más experiencia, que incluso había sido capitán en el mundial anterior, pero ante la salida del otro, él es el nuevo capitán. Sin el mejor jugador del mundo, pero con garra, espíritu de equipo y superación en los momentos difíciles, el título mundial fue posible.

¿Cómo el lector lee esta crónica? ¿Entiende que es posible? ¿Pura ilusión? ¿Fantasía? ¿Exceso de optimismo? ¿Ve a Uruguay con posibilidad real de título ahora que no está Suárez? Cree. Es posible. Porque la historia que acabo de contar no es fantasiosa, no es inventada. Es real. Cuando Brasil se quedó sin Pelé en el mundial 1962, todo se hizo más cuesta arriba. Pero Amarildo entró y fue importante en aquel decisivo partido contra España, no tanto en la gran batalla contra Chile y volvió a serlo en final. Y la copa la levantó el zaguero Mauro, quien se tornó titular en aquel mundial reemplazando a Bellini.

Es posible. Creelo. Vamo la Celeste.

Manoel Castanho

(Periodista)


Nota anterior: Hasta aquí fue una fiesta

Cerrada la fase de grupos, hacemos un balance con lo mejor y lo peor de un mundial que viene regalando partidos interesantes y el mejor promedio de goles en mucho tiempo.

Hinchas vencedores y vencidos se abrazan, algunos conformados porque saben que sus selecciones no tienen grandes posibilidades, otros ya esperando por la revancha y otros imaginando que la primera fase es un trámite. Fans llevan banderas de países que ni siquiera están en el mundial, otros hacen de todo para exhibir los colores de sus países, hay mucha confraternización. Los triunfos, así como las eliminaciones, se construyen paso a paso y esto diluye la intensidad de las emociones. La primera fase del mundial es una fiesta.

Para la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, haríamos “el mundial de los mundiales”. Con esta frase, quería minimizar el problema de las obras inacabadas, infraestructura deficiente, organización llena de errores, etc. Pero dentro de campo hay muchos elogios para el mundial y en gran parte esto se debe a la mejor cantidad de goles en mucho tiempo. Hasta uno de los eliminados, el entrenador italiano de Rusia Fabio Capello, tiró loas a la competición y dijo que ella tenía el mejor nivel técnico que él ya vio.

En las líneas siguientes hacemos un balance con lo mejor y lo peor del mundial. Porque ahora termina la fiesta. Todos los próximos partidos (excepto la decisión de tercer puesto) necesariamente van a eliminar un equipo de la disputa por el título. Hora de apretar los dientes y dar todo en la cancha – si necesario, atajando como Luis Suárez.

1- Los goleadores     

En los tres primeros partidos, fueron tres los jugadores que anotaron cuatro goles. Dos de ellos son compañeros de Barcelona: Neymar y Lionel Messi se pusieron sus equipos al hombro y con destellos individuales pudieron superar la falta de brillo colectivo de sus equipos. El tercero fue Thomas Müller, quien llegó a 9 goles en 9 partidos de mundiales y va camino a tornarse el más grande goleador mundialista, ya que todavía es joven.

Quien también va brillando es el francés Benzema, que anotó tres goles, un cuarto le fue “robado” (considerado autogol del arquero hondureño Valladares) y además desperdició un tiro penal. Otros jugadores que suman tres goles son el ya eliminado Enner Valencia, de Ecuador; el jugador número 52 a anotar un hat-trick en un mundial, Xherdan Shaquiri (el mundial 2010 tuvo a Shakira, el mundial 2014 tiene a Shaquiri); el colombiano James Rodríguez; y los holandeses Arjen Robben (para mi viejo, el mejor jugador del mundial hasta ahora) y Robin Van Persie.

El mundial tiene ya 136 goles (2,83 por partido). Con 75% del mundial realizado, son apenas 9 goles menos que en la totalidad del mundial 2010. El partido con más goles fue Suiza-Francia, con siete; el equipo más goleador es Holanda, con diez goles. Ninguno de los 32 equipos se fue del mundial sin anotar un gol. La mejor defensa la tienen tres equipos que sufrieron apenas un gol: Bélgica, Costa Rica y México.

Cada ciudad mundialista hasta ahora recibió 4 partidos – y algunas de ellas ya terminaron su participación, como es el caso de Manaus y Natal. Las ciudades que más vieron goles fueron la cálida Salvador, con 21, y la gélida Porto Alegre, con 19. Brasilia y Manaus vieron 14 goles. La ciudad con menos goles fue Natal: 1,25 por partido. En seguida viene Rio de Janeiro con su mítico Maracanã: apenas 6 goles.

2- Las estrellas, cayendo una a una

Algunas estrellas de nivel mundial cayeron aun en las eliminatorias. Fue el triste caso de Zlatan Ibrahimovic, quien hizo un partidazo contra Portugal pero que no fue suficiente para superar a un Cristiano Ronaldo inspirado y viviendo su mejor momento en 2013. Otras fueron alejadas del mundial por sus lesiones, casos de Radamel Falcao García y Franck Ribéry.

La primera fase trató de alejar otras: los croatas Modric y Mandzukic no pudieron eliminar a los croatas; Xavi, Iniesta y la constelación española fueron eliminados en apenas dos partidos; la Italia de Pirlo y Balotelli y la Inglaterra sin brillo de Rooney y Gerrard fueron barridas del grupo de la muerte; Cristiano Ronaldo no pudo con el mal  nivel de sus compañeros y el error grosero de Pepe; Luis Suárez fue suspendido y, según dice la prensa argentina, Agüero tiene una lesión que lo deja afuera.

3- El campeón ya se fue – de nuevo

Hay una tendencia reciente que se observó tres veces en los últimos cuatro mundiales. El campeón vigente se despide en la fase de grupos. Fue así en 2002, cuando Francia se despidió del mundial sin haber anotado un miserable gol. Fue la excepción en 2006, cuando Brasil avanzó sin brillar. Volvió a pasar en 2010, cuando Italia fue derrotada por Eslovenia y no pudo vencer ni siquiera a Nueva Zelanda (que, al final, fue el único equipo invicto de aquel mundial). En 2014 España tenía un grupo de jugadores agotados por la actividad local e internacional y se despidió después de comerse una goleada contra Holanda y un 2-0 contra Chile.

4- Superioridad de América

Fueron 10 equipos de América entre los 32 del mundial – y nada menos que 8 alcanzaron los octavos de final. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, Estados Unidos, México y Costa Rica lucharán por mantener una escrita: nunca un equipo de fuera de América pudo ganar un mundial realizado en el continente. Ellos serán desafiados por seis europeos (Bélgica, Holanda, Suiza, Francia, Alemania y Grecia) y dos africanos (Nigeria y Argelia).

Entre los enfrentamientos de octavos, quiso el destino poner en la misma llave a Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. Significa que solamente uno de estos cuatro será semifinalista y deberá enfrentar al ganador de un posible confronto entre Alemania y Francia. En teoría, la otra llave es más fácil, con Argentina, Holanda y Bélgica como equipos fuertes. Y para colmo, Costa Rica enfrenta a Grecia, significando que uno de estos dos equipos estará entre los ocho del mundo.

5- Los recordistas

Dos jugadores escribieron su nombre en la historia de los récordes en mundiales. El primero de ellos fue el arquero colombiano Farid Mondragón, quien se tornó el jugador de más edad a disputar un partido de mundial, a los 43 años. Él estuvo presente en el mundial 1994 y si Colombia fuese un equipo con presencias mundialistas constantes, Mondragón podría jugar su sexto mundial – algo inédito.

Miroslav Klose igualó al brasilero Ronaldo como más grande goleador de la historia de los mundiales, con 15 goles. El gol ocurrió en el sorpresivo empate contra Ghana por 2 a 2 y Klose apenas había entrado en campo cuando anotó.

6- Errores de organización

Como dice la canción Fly Airways, de Les Luthiers: “Seguridad, puntualidad, eficiencia. Todo esto lo encontrará… en Europa y Estados Unidos”. Algunas deficiencias de organización quedaron claras, especialmente en dos estadios. En el Maracanã, muchos chilenos sin entradas invadieron el estadio por el centro de prensa, en un incidente que terminó con 88 detenidos. Y en Curitiba, varios hinchas se quejaron de estar ubicados en “puntos ciegos” del estadio. Uno de ellos ganó destaque en la prensa, mostrando que desde su asiento solo se podría ver mitad de la cancha. Como había otros asientos vacíos, él simplemente cambió de lugar. FIFA puso la culpa en los atrasos de Brasil, diciendo que algunos estadios no se entregaron conforme los proyectos originales.

7- Los técnicos argentinos

Otro dato interesante del mundial 2014 es que los entrenadores argentinos ganaron 24 de 27 puntos que disputaron. Son tres en el mundial: Alejandro Sabella, con la selección de su país; José Pekerman, dirigiendo a Colombia; y Jorge Sampaoli, con Chile. Este último fue el único que no ganó sus tres partidos, habiendo perdido uno contra Holanda.

Manoel Castanho

(Periodista)


Nota anterior: Sanciones mundialistas

FIFA acaba de castigar a Luis Suárez con una suspensión de 9 partidos. Repasamos la historia de algunas sanciones mundialistas en los últimos 20 años.

1- Leonardo

En el mundial 1994, disputado en Estados Unidos, quiso el destino que Brasil fuese rival de los locales en octavos de final – por coincidencia, en el más importante feriado patriótico norteamericano. Cerca del final del primer tiempo, el lateral izquierdo Leonardo fue agarrado por el uruguayo-norteamericano Tabaré Ramos y en su intento de soltarse terminó metiendo un codazo en la cara del rival. El árbitro francés Joel Quiniou inmediatamente mostró la tarjeta roja. Ramos tuvo una fractura en la mandíbula y estuvo tuvo varios meses sin jugar. Aun con un hombre menos, Brasil terminó venciendo por 1 a 0. Leonardo fue suspendido por cuatro partidos y no pudo volver a jugar por aquel mundial. Quiso el destino que su reemplazante, Branco, fuera responsable por el gol decisivo en cuartos contra Holanda.

2- Mauro Tassotti

En aquel mismo mundial, España enfrentó a Italia por cuartos de final. El partido quedó marcado por un codazo del lateral derecho italiano Tassotti sobre el delantero Luis Enrique, causando una fractura en el nariz. Correspondía cobrar penal y tarjeta roja, pero el árbitro Sandor Puhl no vio la jugada. España terminó eliminada al perder aquel partido por 2 a 1. Tassotti fue castigado de forma implacable, con una suspensión de ocho partidos. Y el árbitro… bueno, él fue premiado con la designación para arbitrar la final del torneo. Diecisiete años se pasaron hasta que Luis Enrique perdonó a Tassotti y aceptó apretar su mano.

3- Ariel Ortega

Por el mundial 1998, Argentina enfrentó a Holanda por los cuartos de final. Era un partido muy parejo y luchado que estaba empatado por 1 a 1 cuando Holanda perdió un jugador por tarjeta roja. En el minuto 87 Ortega realiza una jugada por derecha y cae en el área (nota: el que escribe estas líneas es sospechoso para decirlo y no va a evaluar si fue penal o no. Si hay un jugador al que detestó con toda su fuerza fue a Ortega, porque él se dejaba caer con facilidad simulando faltas). El árbitro Arturo Brizio no cobró nada y Ortega, increpado por el arquero Van der Sar, se levantó furioso y dio un cabezazo a su rival. Nunca el apodo de “burrito” fue más merecido, porque escasos minutos después de semejante burrada el holandés Bergkamp anotó un golazo que decidió el partido y eliminó a Holanda del mundial. Ortega fue castigado con tres partidos de suspensión, cumplidos en la Copa América 1999.

4- Zinedine Zidane

Hay dos episodios mundialistas que muestran a Zinedine Zidane perdiendo la cabeza. El segundo y más conocido fue en la final del mundial 2006, cuando fue insultado por el zaguero italiano Marco Materazzi (tremendo pegapatadas; si uno tiene curiosidad, puede buscar en youtube 5 motivos para cabecear a Materazzi) y reaccionó con un cabezazo. No hubo una suspensión por un motivo bastante simple: Zidane había anunciado que su retiro se daría en aquel mundial. El otro episodio, menos conocido, ocurrió en el mundial 1998. Era un partido tranquilo: Francia vencía a Arabia por 2 a 0 y el rival jugaba con diez desde el minuto 19. En el minuto 71 Zidane disputó una pelota con un defensor y, tras cometer falta, descarga su bronca pisando el cuadril de su rival. Fue suspendido por dos partidos y volvió en cuartos contra Italia.

5- Daniele de Rossi

El volante de Italia era un joven de 22 años cuando fue convocado para su primer mundial y empezó como titular. Durante el segundo partido, contra Estados Unidos, de Rossi fue expulsado a los 27 minutos del primer tiempo – un minuto después del gol norteamericano para empatar el partido en 1 a 1 - cuando, al disputar una pelota aérea con Brian McBride, metió un codazo que hirió el rostro de su rival. Jorge Larrionda no dudó: mostró la tarjeta roja directa – y expulsó dos jugadores de Estados Unidos durante el transcurso del partido. De Rossi fue suspendido por cuatro partidos y volvió nada menos que en la final, cuando ingresó en el minuto 61 reemplazando a Francesco Totti. De Rossi fue uno de los cobradores de la tanda de penales y contribuyó con la victoria italiana.

6- El presente mundial

El presente mundial ya contaba con dos castigos duros. El primero de ellos, antes mismo de empezar: el croata Josip Simunic festejó el triunfo sobre Islandia con cánticos nazistas y recibió una suspensión de 10 partidos. El zaguero de 35 años, con participación en los mundiales 2002 y 2006, no pudo ser convocado por éste motivo.

El camerunés Alexandre Song recibió una suspensión de tres partidos por su expulsión contra Croacia. Camerún perdía por 1 a 0 y durante un contragolpe rival, al final del primer tiempo, Song no tuvo mejor idea que meter un manotazo en la espalda de Mandzukic. Dejó a su equipo con un hombre menos para el segundo tiempo y el partido terminó con derrota por 4 a 0.

7- Un breve análisis

No voy a profundizar el análisis sobre la suspensión de Luis Suárez porque tomé contacto con la noticia hace poco tiempo. El castigo de nueve partidos por morder a Giorgio Chiellini es el más grande que ya se dio durante un mundial. Esto se va a pagar en el propio mundial, en la Copa América y en las eliminatorias mundialistas.

En el código disciplinario de FIFA las penas están establecidas a partir del artículo 46. La sanción prevista en el artículo 48 (suspensión) se da en los casos listados y el de Suárez está en la alinea C: “Al menos un partido por conducta antideportiva hacia un oponente o otra persona que no un oficial del partido (sujeto a los artículos 53, 54 y 57 a 60)”. El artículo 57 dice que el que viole el fair play estará sujeto a las sanciones del artículo 10 (y, por extensión, del 11). Y ellas son: advertencia, reprimenda, multa, devolución de los premios (artículo 10), tarjeta amarilla, tarjeta roja, suspensión, ser prohibido de entrar al vestuario o al banco de suplentes, ser prohibido de entrar a un estadio y ser suspendido de la actividad futbolística. Además, el artículo 40 dice que una sanción puede ser aumentada si hay reincidencia en la violación de las reglas.

Si se toma el hecho de manera aislada, uno puede argumentar – y con razón – que la actitud de Luis Suárez no tuvo resultados dramáticos como la de Mauro Tassotti (8 partidos) o de Leonardo (4 partidos). Más bien se acerca a las de Zinedine Zidane (2 partidos) y Ariel Ortega (3 partidos). Me imaginé que esto se arreglaría con algo entre 2 y 4 partidos. El periodista alemán Gerd Wenzel, que trabaja en ESPN Brasil (y puede opinar sin que se ponga su nacionalidad bajo sospecha o que hablen de fantasmas), afirma que la sanción es exagerada porque impide a un jugador realizar su trabajo durante un determinado periodo y esto extrapola la causa de la sanción.

Contra Luis Suárez es necesario decir que él es reincidente, y las sanciones para reincidentes son realmente duras (un reincidente en doping, por ejemplo, puede ser suspendido de por vida). Además, nadie puede pensar que él intentó utilizar sus aventajados dientes para disputar la pelota con un rival. No sé si lo de 2010 puede tener peso o no en esta decisión, pero una cosa es cierta: en aquella oportunidad él pagó todo el castigo que tuvo que pagar. Fue expulsado, suspendido por un partido y tuvo un penal en contra. Si Gyan hubiese anotado el gol, nadie estaría hablando de éste caso pasado.

Un detalle no puede ser olvidado. Como dije en uno de los primeros artículos mundialistas para éste sitio, esto es el más grande reality show del mundo. Hay cámaras por todos lados. Recuerdo un hecho específico de 1998. Brasil perdió contra Noruega con un penal polémico de Junior Baiano sobre Tore Andre Flo, cobrado por el árbitro norteamericano Esfandiar Baharmast. Brasil entero protestó. El día siguiente apareció la imagen de una cámara sueca (y Suecia no estaba en el mundial) mostrando la jugada por un ángulo en lo que se veía el penal cometido. Hay cámaras por todos lados.

Por lo que pude leer, la decisión es apelable. Pero no existe efecto suspensivo. Mientras no se juzga la apelación, sigue vigente la sanción (excepto en lo que se refiere al pago de la multa).

Manoel Castanho

(Periodista)


Nota anterior: Revancha

Por la Copa de Confederaciones 2013, Italia había superado a Uruguay en la tanda de penales y conquistado el tercer puesto. Casi un año después, los celestes tuvieron su revancha.

El fútbol da revancha. Uruguay estaba obligado a triunfar – y triunfó. La victoria por 1 a 0 sobre Italia, en la tarde de ayer, representó la clasificación celeste a los octavos de final, la eliminación de Italia y además vengó la derrota de hace casi un año, por penales, en la decisión del tercer puesto de la Copa de Confederaciones.

Luego de perder por penales en la semifinal, Italia presentó un equipo con varios suplentes. Jugaron: Buffon, Maggio, Chiellini, Astori y De Sciglio; De Rossi, Montolivo, Candreva y Diamanti; Gilardino y El Shaarawy. En el banco estuvieron jugadores como Marchisio, Pirlo, Barzagli y Giacherini. Balotelli y Abate no estaban disponibles. La Celeste alineó con Muslera; Maxi Pereira, Lugano, Godín y Cáceres; Arévalo, Gargano, Rodríguez y Forlán; Suárez y Cavani.

Italia abrió el marcador en el primer tiempo, cuando el tiro libre de Diamanti rebotó en el palo y en Muslera y Astori anotó casi sobre la línea. El empate vino a los 13 del segundo tiempo, con Cavani – que jugaba en el fútbol italiano – tras buena jugada de Gargano. Italia tenía más la pelota, pero Uruguay contraatacaba más y obligaba a Buffon a trabajar. Diamanti y Cavani también anotaron, ambos de tiro libre. Los italianos terminaron el partido con diez hombres por la expulsión de Montolivo.

Después de vestirse de héroe en la tanda de penales, Buffon aprovechó la ocasión para criticar el horario del partido (1 de la tarde) y el calor de la ciudad de Salvador. Quiso el destino que el partido decisivo por la fase de grupos del mundial se jugase en la igualmente calurosa (aun más cerca de la línea del Ecuador) Natal y a la 1 de la tarde. Y Uruguay vengó su derrota del año pasado venciendo en el torneo más importante.

Italia podría empatar e intentó jugar con el desgaste y la desesperación de Uruguay, el partido estaba razonablemente controlado y las mejores jugadas de Uruguay fueron paradas por Buffon. El partido cambió totalmente cuando una mala entrada del habilidoso Marchisio dejó a los italianos con un jugador menos. A partir de ahí, fue un ataque contra defensa. Uruguay metió al rival contra su arco hasta que Godín (¡Nacional nomá!) aprovechó un centro para anotar el gol del triunfo. Italia, afectada por el cansancio de jugar con diez, por los cambios defensivos y por la inoperancia de Cassano (qué país generoso Italia), no pudo recomponerse del golpe sufrido.

Uruguay salvó el segundo match point y está más vivo que nunca. El rival será Colombia y los antecedentes en la eliminatoria son un 4-0 favorable a los cafeteros en la fecha 7 y un 2-0 celeste en la fecha 16. Todo puede pasar – y el panorama se complica si FIFA decide suspender a Luis Suárez por haber mordido al italiano Chiellini (junto al kinesiólogo de Nacional podrían haber llevado al psicólogo… ¿o no?).

El emparejamiento de los octavos de final puso a cuatro equipos sudamericanos en la misma llave: el ganador de Uruguay-Colombia enfrentará al ganador de Brasil-Chile. El fantasma del 50 puede asombrar a Brasil dos instancias antes de la final. Si el encuentro se realiza, será en el mismo escenario donde Uruguay fue derrotado por Costa Rica. Siendo así, a partir de ahora este brasilero deja de desear ardientemente que Uruguay juegue en Brasilia.

P.D.: Este texto se lo dedico a la familia Martirena (y en especial al Goyo, que estuvo conmigo hace cinco días) en este momento tan complicado. Mucha fuerza a todos.

Manoel Castanho

(Periodista)


Título anterior: La prensa seria

En su columna de hoy, Manoel hace una relectura de un texto (de autor anónimo) de hace diez años sobre el fútbol uruguayo y analiza el resultado celeste de la tercera fecha antes que ella se juegue.

Estimados editores,

Como saben, mañana empiezan mis vacaciones y me voy de viaje al exterior. No sé cómo le irá a Uruguay contra Italia, pero somos una prensa seria y de todas maneras cumplo con mi tarea de escribir sobre el partido. Envío tres opciones de textos: una por si ganamos, otra por si Uruguay empata y la última si la Celeste pierde.

Saludos de su periodista deportivo.

Opción 1 – Si Uruguay gana

Título: Rumbo al nuevo Maracanazo

Ya lo habíamos adelantado. Mientras los demás destilaban pesimismo, siempre creíamos que la Celeste mostraría al mundo su estirpe y calidad. Los dirigentes – que han acertado mucho en los últimos años – bancaron a Tabárez y mantuvieron el exitoso proceso que nos dio el cuarto lugar en Sudáfrica.

Pero esta no es la única razón del éxito. En el arco, tenemos a un Muslera que supo recuperarse del difícil partido contra Costa Rica y atajar de forma monumental ante dos gigantes como Inglaterra e Italia. Atrás, un Diego Lugano – capitán de capitanes – haciendo sentir su presencia tanto en el campo como en el banco. La defensa tiene la seguridad de Diego Godín y Martín Cáceres, los huevos que demostró Palito Pereira y el auspicioso debut mundialista de Giménez.

En el mediocampo, el cebolla Rodríguez es presente y el Nico Lodeiro es futuro, o sea, hay Celeste para rato. Y un Arévalo Ríos que hizo un excelente trabajo en 2010 y muestra que el tiempo pasa para todos, pero no para él. Y el Tata, un volante moderno como el fútbol de hoy lo exige. Y ni que hablar de Cavani, goleador que a cada año va creciendo, y de Luis Suárez, hoy por hoy el mejor jugador del mundo, más importante en este mundial que Messi y Cristiano Ronaldo juntos.

Todos estos factores, aliados a la excelente forma física que demuestra la selección, invitan el hincha uruguayo a soñar. Esto no hace más que confirmar lo que decimos siempre: vamos rumbo al nuevo Maracanazo.

Opción 2 – Si Uruguay empata

Título: Dudas de cara al futuro

Ya lo habíamos adelantado. Mientras otros se dejaron emocionar exageradamente por la derrota ante Costa Rica y el triunfo ante Inglaterra, seguimos viendo el bosque y no el árbol. Los dirigentes – que, además de tener equívocos, no dan un ambiente político seguro al fútbol uruguayo – al menos acertaron al mantener un proceso. Pero ¿era Tabárez la persona indicada?

El cuestionamiento tiene que ver con la renovación de la selección uruguaya. Porque Muslera es el arquero titular hace cuatrocientos años, poco importa si Martín Silva tiene mejor nivel. De la misma manera, Tabárez fue correcto al sacar a Lugano, pero en su lugar pone a un jugador que apenas empieza su carrera. Acertó al sacar a Forlán, pero tiene dudas sobre el sustituto ideal.

Además, si hay algo que marca éste equipo celeste es su inconstancia. Porque incluso un crack indiscutido como Cavani a veces deja mucho que desear, jugadores como Álvaro Pereira y Cristian Stuani no terminan de afirmarse, el cebolla Rodríguez a veces resulta intrascendente y el mismísimo Godín, que ahora es capitán, a veces te puede dejar con diez hombres – lo que sí nos pasó con Maxi Pereira y puede pasar teniendo a jugadores como Arévalo Ríos o el mismo Ruso Pérez.

De todas maneras, la Celeste luchó hasta el final y terminó eliminada por el saldo de goles al no poder superar a Italia. Hay jugadores buenos, hay proceso, pero esta eliminación será fundamental para limpiar algunas piezas que ya no sirven para la selección. Ahora empieza el mundial 2018 y Uruguay tiene bastante material humano. Pero esto no hace más que confirmar lo que siempre decimos: material humano no basta. Hay que tener coraje para cambiar.

Opción 3 – Si Uruguay pierde

Título: Otra vez afuera

Ya lo habíamos adelantado. Mientras otros manifestaban – sin ninguna base – que el fantasma del 50 haría temblar a Brasil, nosotros nos mantuvimos con los dos pies en el suelo, sin ver lo que no existía. Dijimos que el fútbol uruguayo iba a tocar fondo, empezando por el propio ambiente dirigencial, que a pocas semanas del mundial estaba más preocupado con los derechos de televisión de las eliminatorias siguientes que con la campaña presente.

Pero esto no fue todo. El mismo kinesiólogo que recuperó a Luis Suárez podría recuperar también a Fernando Muslera para que pueda moverse cuando el rival ataca. El capitán es un jugador al que no quieren en ningún lado, come banco hace años y cree que amenazando a sus rivales va a imponer su presencia. Álvaro Pereira se desmayó el otro día y durante el desmayo se lo vio mejor en campo que en los momentos de lucidez. Y Godín, ay Godín, ¡en vez de Faraón sos una momia!

Desde 1950 que paramos en el tiempo y creemos que tener huevos es suficiente. Solamente por este motivo se explica la presencia de Arévalo Ríos, que no para ni al ómnibus. Además, si no tenés un equipo que esté en lo mejor de su capacidad física y técnica, los rivales te pasan por arriba – aunque seas Suárez.

También fallamos porque Cavani está para otra cosa, Forlán a esta altura ya está organizando su partido de despedida y el cebolla sigue haciendo llorar a los que le ven jugando – y peor, basta que la cámara cierre en su rostro para que traiga brutal mala suerte al equipo. Y capítulo aparte para el Maxi Pereira, si se pone dos medias distintas, él mismo se rompe a patadas.

Y para colmo, el recambio no es de los mejores. ¿A quien ponemos? ¿A Giménez? ¿A Gastón Ramírez? ¿A tantos otros jugadores que no terminan nunca de demostrar todo el potencial que alguien les hizo creer que tienen? Si no estamos en el fondo del pozo es porque al menos volvimos a clasificar a un mundial, cosa que no sucedía en dos ediciones seguidas desde hace 24 años. Pero seguimos viviendo de historia.

Al menos la derrota servirá para realizar la reestructura necesaria, empezando por rediscutir la cantidad de clubes del campeonato uruguayo y su inexplicable calendario con tres meses sin competiciones, modificando los contratos con los medios de comunicación, estructurando el trabajo de formativas, mejorando el Complejo Celeste, profesionalizando a los árbitros y tomando otras medidas tan impopulares como necesarias.

Podríamos elogiar la entrega de los jugadores, pero sabedores de que entrega sin jerarquía no te da garantía de resultados. Hay que iniciar un nuevo trabajo desde el cero. Es lo que siempre dijimos desde nuestro lugar, actuando como un medio serio que no se deja levar por la casualidad de los (escasos) buenos resultados que poden surgir en el camino. Si queremos ser protagonistas de nivel mundial, hay que empezar desde el cero.

Manoel Castanho

(Periodista)


Nota anterior: El padre futbolero

En tiempos de mundial, un hincha brasilero va a confesar terrible pecado a un padre que no se pierde un partido.

Señor cura… tengo que confesarte algo, pero no estoy seguro de que sea pecado.

-          Adelante, mi hijo.

-          Señor cura, aún sin saber si lo que hice es pecado o no, siento algo terrible.

-          Mi hijo, ¿qué hiciste que tanto te inquieta?

-          Ni siquiera pude dormir esta noche, señor cura.

-          ¡HABLA DE UNA BUENA VEZ! Tas pareciendo delantero de Bosnia, que llega a de cara del arco y no sabe si remata o si la pasa a un compañero.

-          ¿Bosnia?

-          Sí, ¿no estás viendo el mundial? Pudieron obtener un mejor resultado contra Argentina …

-          Señor cura, mi problema tiene que ver con el mundial. Sabes como es, esta vez el mundial se juega en mi país.

-          No… no me digas que tuviste sexo con alguna turista extranjera…

-          Qué extranjera que nada, señor cura, las brasileras son bastante más fáciles.

-          Bueno, hijo, en esto tenés razón…

-          PADRE, NO PUEDO CREER QUE VOS…

-          Hijo, algo de esto conozco, mucha gente viene a confesarse… qué crees, ¿que yo violaría mis sagrados votos?

-          Menos mal, padre… dejémoslo así…

-          Pero cuéntame, hijo, qué es lo que te inquieta y no te deja dormir… el mundial es en nuestro país y…

-          … Y señor padre, yo decidí jugar por un equipo rival.

-          Diego Costa, ¿sos vos? Qué traidor sos, cuando el mundial se juega en nuestro país decidís jugar por otro, que viene de ser campeón, y recibís el castigo de…

-          Señor cura, yo no soy Diego Costa.

-          ¡PERO HABLA DE UNA BUENA VEZ QUÉ HICISTE! Me estás dejando nervioso. Y sé rápido, porque quiero ver Corea del Sur vs Argelia…

-          ¡Pero si en el horario del partido hay misa!

-          ¡LA SUSPENDÍ! Domingos los hay a cada semana. Mundial en Brasil, vaya uno a saber cuando habrá de nuevo. Estamos re quemados con FIFA por todos los atrasos.

-          Pero señor cura, todavía falta mucho para el partido…

-          Voy a verlo en el estadio, mi hijo. No sabes lo que son las colas para entrar…

-          Sí, señor cura, las he visto por televisión e incluso estuve en un partido.

-          Pero seamos rápidos… me decías que vas por un equipo rival…

-          Sí, señor cura. ¿Esto es pecado?

-          Esto es más grave que un simple pecado. Es terrible traición. ¿Qué dirías a tus amigos si ellos supiesen lo que hiciste?

-          Que esto es por plata.

-          ¿Por plata?

-          Sí, señor cura, esto es por plata.

-          ¿Como Judas cuando vendió a Jesús?

-          Sí, pero lo mío no fue por tan poco dinero

-          ¿Como el árbitro japonés cuando cobró penal para Brasil?

-          No, tampoco fue tanta guita.

-          ¿Como Diego Alonso que besó el escudo de Nacional y juró amor a Peñarol?

-          (baja la cabeza, avergonzado)

-          Creo que todavía no comprendiste el tamaño de lo que hiciste. Piensa en Nicolás Vigneri, Jorge Cazulo, Carlos Valdez…

-          ¡EPA! Señor cura, también hay santos que se equivocaron y no por esto dejan de ser santos. Piensa en San Pedro, San Pinocho Vargas...

-          Cierto, hijo, tampoco vamos a tirarles en la cara todos sus errores… por algo son santos… pero vos, ¿qué hiciste?

-          Jugué un dinero en supermatch apostando que Argentina le ganaría a Irán…

-          ¡NOOOOOO! ¿Y alentaste a Argentina?

-          Sí, señor cura. Pero no fue de corazón. Como te dije, esto es por plata.

-          ¿Y cantaste “vamo vamo Argentina, vamo vamo a ganar”?

-          No, señor cura. Soy pecador, pero tengo principios.

-          De todas maneras, mi hijo… ¡Esto de pone en riesgo de ser excomulgado! Por suerte existen dos atenuantes.

-          ¿Qué atenuantes hay, señor cura?

-          Primero, que los de Irán no son cristianos. Y segundo… sabes como son las cosas en nuestro medio… a veces hay que alentar a Argentina para ganar unos puntos con Bergoglio, que también es muy futbolero…

-          SEÑOR CURA, ASÍ QUE USTED…

-          ¡No! Yo no soy ningún traidor. Soy un padre alineado con las orientaciones del santo Papa.

-          ¿Entonces lo mío no es pecado?

-          Sí, lo es. Y como penitencia tendrás que rezar veinte oraciones a Judas.

-          ¿A Judas?

-          Sí, para hablar entre iguales, a ver si un traidor desgraciado como él te comprende.

-          ¿Y después de esto, señor cura… qué hago?

-          Después de esto estarás perdonado. Y si querés, vení a la casa parroquial a ver el partido de Argentina contra Nigeria, que ellos tampoco son cristianos.

-          ¿En serio, señor cura?

-          Sí, mi hijo. Ojalá no sea tan difícil como contra Bosnia e Irán.

-          Sí, casi me pierdo la guita.

-          Y a propósito, mi hijo, ¿cuánto paga supermatch por el triunfo de Argentina?

Manoel Castanho

(Periodista)


Nota anterior: ¡A lo Nacional!

La magia del Chino, las atajadas de Alexis Viera, la entrega del Cacique y del Canguro, Tito Ferro trancando con la cabeza, Nico Lodeiro jugando y el Tata dando su mano. Todo esto se vio en el triunfo

Uno de los partidos más emocionantes del mundial. Esto es lo que se puede decir del duelo entre Inglaterra y Uruguay, dos equipos que entregaron todo en la cancha, generaron muchas posibilidades de gol, dignificaron el deporte y dieron un gran espectáculo para los hinchas que estaban en las tribunas – entre ellos, Zlatan Ibrahimovic.

Un jugador, más que todos los demás, tenía hambre de gloria y no por casualidad es un ex tricolor – y formado en la cantera inagotable. Después de ser operado y tener en duda su participación en el mundial, el delantero Luis Suárez se vistió de héroe para anotar los dos goles del triunfo ante Inglaterra. Suárez también se vistió de Chino Recoba. Dos veces intentó el gol olímpico y estuvo cerca de conseguirlo. Festejó como pistolero – y como suelo decir, pistolero en Nacional hay uno sólo y se llamaba José Luis Garcés. Y podrá vestirse de Héctor Scarone, porque va teniendo una magnífica temporada y podrá ser en algún momento el mejor jugador del mundo.

Suárez festejó abrazado a Walter Ferreira, cuya emocionante historia fue contada en Pasión Tricolor. Kinesiólogo de Nacional y de la selección uruguaya, Ferreira enfrenta una batalla por su salud. Aun así, dejó el tratamiento para viajar a Brasil. En la entrevista, dijo que él no podía ir al complejo celeste y que Suárez iba a trabajar en su casa. ¿Qué más decir de tan preciosa historia de superación? Luisito trabajó mucho y se lo mereció.

Pero él no fue el único héroe. Muslera, ex arquero de Nacional, empezó impreciso, soltando una pelota tranquila y ni se moviendo en un tiro libre. Después tapó todo, ahogó un grito de gol a Rooney y otro a Sturridge. Hizo recordar a Alexis Viera, una noche que tapó casi todo contra Boca pero dejó caer una pelota fácil.

El equipo uruguayo se destacó por su entrega y un emblema de éste partido es Álvaro Pereira. Luego de desmayarse, él se levantó y cuando vio la señal de “cambio” que se hacía hacia el banco de suplentes, inmediatamente protestó y dijo que no iba a salir. El doctor seguramente se quedó muy contrariado con semejante imprudencia. En dondequiera que Alexander Medina estuviese viendo éste partido, seguramente se habrá sentido orgulloso. Y Richard Porta se habrá sentido identificado.

Pero esto no fue todo. Otra demostración de entrega la dio el Nico Lodeiro, también surgido de la cantera inagotable, trancando con la cabeza una pelota en los pies del astro inglés Wayne Rooney. En Nacional ya estamos familiarizados con esto, porque un ex jugador nuestro lo hizo dos veces – una de ellas contra Peñarol. Nico Lodeiro se vistió de Tito Ferro. Pero también se vistió de… Lodeiro, cuando abrió la jugada para Cavani en el primer gol de Nacional. El que tantas veces jugó e hizo jugar a sus compañeros en el Nacional más vistoso de la última década. Si no tuvo un Matute a su lado es porque Matute es argentino.

También estuvieron presentes otros jugadores con pasado tricolor, como Godín, un capitán que hizo que no se extrañara a Lugano; el Tata González, que tuvo su revancha y ayer fue titular; y un jugador con presente tricolor (al menos hasta 30 de junio), surgido en nuestra cantera, puesto en la cancha cuando había que aguantar el resultado. ¡Y vaya uno a saber si también no hubo uno con futuro tricolor! La prensa trae rumores, pero no digo su nombre ni que alguien me fucile…

Manoel Castanho

(Periodista)


Nota anterior: Que sepan cumplir

Uruguay enfrenta a Inglaterra con algunas variantes. Quiso el destino que el partido se juegue en el aniversario número 250 del máximo prócer oriental y regrese el segundo máximo héroe patrio

Luego de la inesperada caída ante Costa Rica, Uruguay está obligado a salvar un match point si quiere seguir con vida en el mundial. Una derrota ante Inglaterra hará que la Celeste dependa de una combinación casi imposible de resultados (todos ellos a favor de Costa Rica). Uruguay tendrá tres cambios para este partido. Salen: Cristian Stuani, para que regrese Suárez; Maxi Pereira, expulsado ante los ticos; y Diego Lugano, nada menos que el capitán del equipo, un líder indiscutido dentro de campo. Un jugador a quien los compañeros respetan tanto que, en el país de los apodos, no le dicen Tota, sino que le tratan de usted. 

Y si había un partido que Lugano no podría perderse de ninguna manera, era éste. No tanto por el rival o por la complicada situación de su equipo, sino porque él es idolatrado por una de las hinchadas locales, la del São Paulo F.C. “Si no es en Montevideo, nada mejor que jugar en São Paulo”, había dicho la Tota (digo... usted) hace tres días al portal Terra. 

Puede parecer un detalle menor, pero es importante. Que lo digan los italianos; cuando tuvieron el mundial en casa, fueron eliminados por Argentina en Napoli, ciudad donde Diego Maradona era idolatrado. Los italianos dicen que en cualquier otra ciudad podrían ganar, pero allí ellos no eran “locales”. Con la presencia de Lugano, Uruguay sería local en São Paulo. Y aunque hay otros jugadores celestes que juegan allí (Álvaro Pereira en São Paulo F.C. y Lodeiro que acaba de transferirse al Corinthians), no tienen el peso de Lugano.

 El zaguero llegó a São Paulo el año 2003 y permaneció hasta 2006, cuando perdió la final de la Copa Libertadores ante Inter. No llegó a ser capitán porque el equipo ya tenía otro referente, con más de una década en el club y muchos años como titular (Rogério Ceni). Lugano era medio cable pelado, a veces era divertido ver sus momentos de calentura, gritando y con los ojos casi saliendo de sus órbitas. Podrán dudar de sus habilidades futbolísticas, pero nunca de su adhesión. Y durante esta semana se especuló en la prensa brasilera el regreso de Lugano a su ex equipo.

Pero si la celeste pierde en lo anímico con la salida de Lugano (y Tabárez todavía no confirmó quien será el capitán ante Inglaterra), sin dudas gana con el regreso de Luis Suárez. Y no es que el delantero simplemente levante el moral del grupo, sino que también afecta el moral del grupo rival. Porque si algún adversario conoce bien las habilidades de Suárez, éste es Inglaterra. Gerrard y Sturridge tuvieron al ex tricolor como compañero en Liverpool y los demás lo sufrieron durante una temporada espectacular del goleador.

La gran incógnita es saber si, además de aportar en lo anímico, Suárez estará recuperado de la operación y volvió a su normalidad. En el entrenamiento recreativo previo al partido, Luisito actuó como arquero. Algo bastante interesante, ya que sus habilidades como arquero fueron fundamentales para superar a Ghana en los cuartos de final del mundial 2010 y nunca sabemos cuándo serán necesarias otra vez. Además, si se quiere tener optimismo, no consta que Suárez haya realizado el mismo tratamiento polémico de Diego Costa con placenta de caballo para jugar la final de la Champions League (es  polémico porque quien tiene placenta es la yegua, no el caballo). 

Hablando en serio, se puede especular que la presencia de Suárez en el arco (más allá de que jugaba en esta posición cuando era niño, y no le gustaba) pudo preservar la rodilla durante el entrenamiento. Que tenga el alta para jugar es una cosa; que su aporte pueda ser efectivo (más allá de lo anímico), esto es toda una incógnita.

Y quiso el destino que el partido se juegue precisamente en el aniversario número 250 del nacimiento del máximo prócer oriental. Es poco práctico que un brasilero escriba sobre él para lectores uruguayos, que conocerán bastante mejor su historia y su legado. 

Solo queda desear que esta tarde, en São Paulo, cuando en el estadio se escuchen las voces cantando “Orientales, la patria o la tumba / Libertad, o con gloria morir” y en los corazones orientales se escuche también la voz del máximo prócer diciendo “nada podemos esperar sino de nosotros mismos”, los jugadores celestes, quizás capitaneados por el segundo máximo prócer oriental, sepan responder con sus voces y con sus pies “sabremos cumplir”.

Manoel Castanho
(Periodista)
 


Nota anterior:

Una ciudad convulsionada

Uruguay va a jugar en la ciudad de São Paulo. Conocer lo que pasó allí es fundamental para entender lo que fueron las protestas de junio de 2013 y los que ocurren hoy.

En las elecciones municipales de 2012 el principal “trofeo” en disputa era São Paulo, la ciudad más grande y económicamente más importante del país. El vencedor fue Fernando Haddad, apoyado por Lula. Para el partido, conquistar la ciudad es un paso importante para disputar con más fuerza el gobierno del estado de São Paulo (45 millones de personas y alrededor de 30% de la riqueza nacional).

Haddad tenía otros apoyadores, entre ellos “movimientos populares” con algún radicalismo. Luego de apoyar al ganador de la elección, esta gente se sintió fuerte para realizar reivindicaciones. Uno de estos movimientos era el Pase Libre (patrocinado con dinero público de Petrobrás), y por ocasión de un aumento del precio de los billetes de ómnibus (de R$ 3,00 para R$ 3,20) ellos realizaron protestos exigiendo la vuelta al precio original, pero dejando claro que su objetivo final es que todos los ómnibus de la ciudad sean gratis. Las protestas no fueron pacíficas. Tuvieron su violencia, con ataques a la policía y depredaciones. La cobertura de la prensa dio visibilidad a los hechos –todo lo que los organizadores podrían querer-.

El PT vio allí la oportunidad de desgastar al gobernador Geraldo Alckmin, del partido PSDB (a quien está sometida la policía militar del estado), y decidió apo


Manoel Castanho

Nacido en Rio de Janeiro, Manoel Castanho es periodista graduado por la Universidade de Brasilia. Hincha de Nacional por iniciativa propia desde los 10 años de edad, aprendió a amar la rica historia del club y estudia todo lo que cae en su mano para conocerla mejor. Su único vínculo con Uruguay es el amor por Nacional y gracias a esto tiene dos millones de amigos.




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