Por Recibimos y publicamos
19 May 2015
Cecilia

El otro día me preguntaron:“¿Qué te gusta de los clásicos?”

Me gusta ir a los clásicos aunque a veces diga que no y me gusta hasta cuando no somos locales porque siempre somos locales.

No me gusta que se haga rehén a la gente de falencias de organización o de intencionadas demoras en los “súper organizados operativos de seguridad”  y entonces se les haga hacer colas como las que vi cuando llegué, cuando en realidad todos saben quiénes son los que no deberían entrar y aun así, siempre entran.

Me gusta que Abdón estuviera en la tribuna presente.

No me gusta pensar que el técnico quiso cerrar el partido faltando lo que faltaba. Escuché sus razones pero se ve que nadie las entendió de primera porque en la tribuna todos nos miramos extrañados cuando entró un defensa por un atacante y dijimos: “¿No los estaremos agrandando nosotros mismos?”.

Me gusta saber que aunque diga y recontra diga cosas que me parecían podían pasar, no tengo la bola de cristal para ver qué hubiera pasado si no se hubiera pitado esa falta. Pero la sensación es que ellos no tenían mucho más y que podíamos haber llegado al final sin mucha zozobra. Pero…el juez decidió que ya había sido demasiado tener que escuchar todo el partido a una tribuna sola y entonces, ¿por qué no?, darles la oportunidad de cantar algo…

“No me gusta”…pensé en el tiro libre de ellos y me maldije por esas oleadas de adivinación que me atacan cuando no deben.

Me gusta como la hinchada se organiza y hace esos mosaicos bien arregladitos y canta todo el partido como en todos los partidos, los  clásicos y los otros, los ganados y los perdidos. Nuestra hinchada…  porque lo otro no sé qué era.

No me gusta que el Chino entre tan tarde.  

Me gusta haber podido disfrutar de una tarde en familia, la adrenalina de la previa, el almuerzo apurado de domingo y la caminata con el río en tres colores.

Me gusta pensar que, aunque muchos nos den por vencidos, vamos a dar batalla hasta el final, y, si bien esta era una oportunidad para ponerlos  nerviosos, estamos acá y veremos con quien nos encontraremos al final del camino.

No me gusta que se hable y se especule, desde ya con las “finales”, aunque todos sepamos a esta altura que el dinero, la televisión y el lobby pesan, más de lo que pesa una pelota  y para muestra bastan los fallos “Conmebolianos”.

Me gusta el clásico, no por el clásico mismo, sino porque me gusta siempre,  juegue con quien juegue, ir a ver a Nacional. Lo demás es cuestión de gustos.

Cecilia810


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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