Por Alejandro Luzardo
5 Nov 2016
Violencia

El fútbol ha sido suspendido hasta el sábado 12 de noviembre; ha sido una decisión acertada.

La muerte este viernes de Hernán, el joven hincha de Peñarol herido en los trágicos hechos del 28 de setiembre pasado en Santa Lucía, han llevado a las autoridades de nuestro fútbol a suspender-no cabía otra decisión-  por dos fines de semana el Campeonato Uruguayo Especial 2016. El 12 de noviembre estaría retornando la actividad oficial.

Vendrán ahora largos debates y  profundas reflexiones. Todos intentaremos imponer nuestro pensamiento, nuestras ideas que acabarán con el problema de la violencia en el fútbol y en la sociedad. Pero un día, más pronto que tarde, nos iremos olvidando de Hernán y su familia así como alguna vez se hizo con Diego Posadas, Daniel Tosquellas y Héctor Da Cunha.

¿Alguien sabe cómo siguió la vida de la mamá de Diego, que perdió un hijo con tan solo 16 años? ¿Sabemos cómo han crecido los hijos de Daniel? ¿Y el hijo de Da Cunha? Los tres fueron asesinados salvajemente con un partido de fútbol como excusa. Y todo siguió más menos igual o incluso, empeorando.

Quisiera ser optimista, pero la realidad rompe los ojos,  y destroza familias. Ninguno de nosotros ha sido capaz de encontrar una solución a esta terrible situación. Yo mismo, en cualquier momento me encontraré  discutiendo con algún hincha de otro equipo, y sin quererlo, estaré manteniendo encendido el fuego que nos está arrasando.

En este momento solo pienso en Hernán y en su familia como en su momento lo hice con Diego, Daniel y Héctor, y mientras aún está presente la trágica muerte de Pablo Montiel. No deberíamos olvidarlos. Nunca. A ninguno, sin importar la camiseta.

Alejandro Luzardo

decano.com





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