Por Glen Kwuidama
3 Dic 2016
uruguayo2016

El domingo habrá un minuto de silencio antes de jugarse Nacional vs Juventud.

Mantener silencio durante un minuto era lo que siempre ocurría en mi niñez y primera juventud. No sé cuándo, cómo, ni dónde esa respetuosa actitud se dejó de lado.

Buscando en mi memoria, el último recuerdo que tengo –en partidos de Nacional- de un respetuoso e impresionante minuto de silencio ocurrió el mismo día que se conoció la muerte de la inolvidable Rosa Luna. Gracias a Wikipedia puedo determinar la fecha: 13 de junio de 1993.

Esa tarde de sábado, Nacional jugaba contra Huracán Buceo por el Campeonato Uruguayo. Esa tarde, gris y amenazante, unos 15 mil tricolores le brindamos un emotivo minuto de silencio a Rosa, una hincha fiel y apasionada del tricolor.

Cierro los ojos y puedo oír, aún hoy, los sonidos de aquel silencio profundo, respetuoso y sostenido, que con Rosa fue un personaje querido y habitual de las canchas en las que Nacional paseaba su juego.

En estos tiempos, el minuto de silencio ha sido sustituido por un minuto de aplausos. Sin embargo, para el domingo, la Asociación Uruguaya de Fútbol ha ordenado que el homenaje a la tragedia del club Chapecoense, sea como en todo el mundo, un minuto de silencio. Y no tengo dudas que así será. En mayor medida por la magnitud de la tragedia, pero también –y esto es lo lamentable de la situación- porque el joven club brasilero ha despertado hasta el momento más simpatías.

Ojalá el domingo sea el momento del retorno al minuto de silencio y no se trate de una excepción, pero tengo mis serias dudas al respecto.





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