Por decano
2 Nov 2018
entrevista
Papote
LosCéspedes

“Papote" González nos invitó a conocer su vida en charla que mantuvimos en Los Céspedes.

Hijo de trabajadores, se crió a metros de Durazno y Convención entre tambores, bares, militancia, barrio y amigos. Hoy vive en el quincho de los técnicos del Complejo Deportivo Los Céspedes rodeado de cuadros llenos de gloria, modestia, austeridad y tranquilidad.

“En 18 me mataron a palos mil veces" nos cuenta ya entre mates, también sobre la lucha estudiantil en el I.S.E.F. (Instituto Superior de Educación Física) a la salida de la dictadura, todo antes de encender los grabadores. Papote se ganó ese apodo, por la forma cariñosa con que se refiere a todos los que se acercan a conversar con él.

“¿Vas a tomar mate?”, nos pregunta. Nuestra respuesta es afirmativa mientras la entrevista arrancó al revés, con una pregunta suya. Papote está siempre atento y sonriente. Es de los que disfruta de la charla, se suelta y cuenta su historia, riquísima en anécdotas y lugares recorridos.

¿Dónde naciste, Richard?

Nací en Durazno en el año 65 y a los 6 años ya me vine a la capital, me vine a vivir una historia como tanta gente que viene del interior en busca de trabajo, vine con mis padres. Mis padres vivían de vender cosas en la calle. A pesar de la pobreza no tengo recuerdos malos de esa infancia. Una infancia en la calle Florida entre Canelones y Maldonado, frente al Diario Oficial en un conventillo que hay ahí. He ido y ya queda poco de eso. La gente mía es de ahí, de Durazno y Convención, la Compañía del gas, la playita Mahuá, ahí recorrí una infancia espectacular. Jugaba en un equipo que se llamaba el Rally, en la Liga Guruyú.

¿Jugabas bien?

Noooo, era malísimo pero metía como un caballo, pegaba patadas. La típica uruguaya: no jugaba bien, pero me gustaba mucho y estaba todo el día en el potrero, todo el día jugando al fútbol.

¿Muchos amigos?

Muchos amigos, ahí la infancia era de muchos amigos. Amigos de barrio, de esquina, amigos de charla hasta altas horas de la madrugada, es decir, del barrio que ya queda poco.

¿Hiciste la escuela y el liceo en la zona?

Escuela en la zona, Escuela Cuba en horario matutino. Y liceo en el 27 ahí en la calle Paraguay y de ahí paso al Zorrilla a terminar el Bachillerato. Y de ahí al ISEF.

¿Qué recuerdo tenés de ese Uruguay, en ese momento especial?

Recuerdo un Uruguay fantástico, un Uruguay con sueños, con proyectos de cambio, salíamos del proceso de la dictadura militar y bueno, era una lucha de todos contra eso que nos marcó, a Uruguay y a toda América Latina.

¿Por qué elegiste hacer el ISEF?

En el Zorrilla conozco a una chica y dentro de ese grupo estaba Chupete (Marcelo) Tulbovitz, y ahí nos conocimos. Estaba inscripto en Abogacía y en Licenciatura en Historia, en Humanidades y Ciencias, estaba en dos carreras y él me dice “nooo, hacé educación física, no es para vos eso”. Él trabajaba en AEBU con Kleber Rodríguez otro profe y me becaron. No sabía nadar, era muy malo nadando (se ríe) me decían “Acuaman” en Wanderers. Y bueno, me meto y me fue bien, entré en el lugar 35 de 80, sí anduve bien. Andaba bien en pista, nadaba perrito. Era rápido corriendo, tenía habilidad y físicamente estaba bien, no nací gordo (más risas). Me volví gordo cuando pude comer bien, cuando agarré un pesito comí lo que no pude comer de chico.

¿Trabajabas y estudiabas?

Trabajaba, mi primer trabajo fue de mozo en fiestas de 15 mientras que estudiaba y hacía la carrera. Una bicicleta y unos rulos así gigante (rodea la cabeza con las manos mostrando lo que sería un peinado afrikan look) y andaba por la calle, por la vida feliz.

¿Y cómo profesor?

En el club L’Avenir, frente a Inteligencia en la calle Maldonado, al lado de donde está ADEMU hoy. Es uno de los primeros clubes de pesas y había pelota de mano y trinquete. El profesor Zulivella me lleva ahí, un profesor muy renombrado en esa época que trabajó en Danubio.

Te traigo un poco más acá en el tiempo: vas a España en el 2009, ¿por qué? ¿Tenías algo o fuiste a ver que encontrabas?

Tengo que hacerte una recorrida por lo deportivo. Mi primera experiencia en fútbol es en Cerro, trabajé con Néstor Ibarra que era el Director del Instituto de Educación Física. Me invita a trabajar en 1a y 3a en los años 89 y 90. Y después pasé a inferiores de Wanderers. Ahí conocí a Fernando Machado, el “Chancho” (Claudio) Dadomo, Sergio Blanco, Sebastián Eguren, Diego Bonilla, toda esa generación de Wanderers trabajó conmigo en esa época, en 10a, 9a, 8a, 7a, tenía un seguimiento con ellos. Y después se repiten esos nombres en mi vida porque dejo el fútbol por ausencia de pagos y empiezo a dedicarme al tenis y sin saber nada de tenis termino trabajando para la Federación Internacional de Tenis, algo que el mundo no se lo explica. Me fue muy bien, empecé a escribir cosas y armar proyectos. Armé proyectos populares de tenis en las escuelas y se extendió por Sudamérica y eso fue de mucha satisfacción en mi vida.

Con Eguren seguimos muy vinculados, siempre tuvimos una relación fantástica y me van a buscar con Dadomo cuando firman su contrato con Nacional. La verdad que fue una alegría enorme que se acordaran de un “profe” que conocieron de niños. De todos modos yo los seguí, estaba vinculado y seguí desde ahí en el fútbol desde otro lado. Volví a vincularme al fútbol pero del lado de los jugadores, acompañándolos desde lo físico, lo emocional, trabajando individualmente y estando para lo que precisan, siendo un amigo.

Parece ser muy importante el relacionamiento personal que lográs con los jugadores.

Yo creo que en el deporte de competencia, una vez que el deportista llega al alto nivel, lo que hace la diferencia son cosas muy chicas. Por lo tanto, que el individuo esté bien en su cabeza, con su entorno, seguramente va a potenciar que esté bien en el campo de juego, en lo que tiene que hacer; su rendimiento se va a potenciar. Si tu entorno no ayuda es muy complejo para que puedas rendir. Nos pasa en cualquier lugar de trabajo: si en casa andamos mal, no vamos a dar lo mismo en el trabajo. Esto le digo a los chicos también. Y he sido muy atrevido también, si tengo que decir las cosas las digo, no vendo mi rico patrimonio al bajo precio de la necesidad en ninguna situación de mi vida. Nunca fui dependiente “de” y si tengo que dar un paso al costado lo doy, tengo el valor. He aprendido a vivir con muy poco y eso te da una riqueza que es muy importante.

Explicame mejor esa relación entre lo emocional y lo deportivo. ¿Hay alguna explicación científica para eso?

El deporte hoy está compuesto de un elemento físico, un elemento técnico, un elemento táctico y un elemento mental. Cuando hoy en el mundo se habla de dos conceptos, del micro ciclo estructurado y de la periodización táctica, los elementos modernos que vienen en tendencia, algunos son muy del micro ciclo estructurado y otros de la periodización táctica y algunos están con la mezcla que siempre me parece lo mejor. La periodización táctica habla de que no se pueden separar, lo técnico, lo táctico, lo físico y lo mental. Cuando un jugador va a patear un penal o definir una pelota el componente técnico lo tiene que usar, lo táctico lo tiene que usar y lo físico lo tiene que usar para la destreza y la potencia y lo mental para la claridad de lo que tiene que hacer en ese momento y termina siendo determinante. Si el individuo cree en esa posibilidad, más.

¿Cómo hacer cuando un jugador está obstruido y no logra romper esa cuestión de autoestima, de liberar la cabeza cuando está en esa situación?

Yo creo que las personas cuando están atrapadas porque no se pueden desprender de algo. Si tenés un sentimiento o una emoción como la tristeza, es porque no te podes desprender de algo que te puso triste. Y de las cosas hay que desprenderse y eso no significa que uno sea un tipo frío, es que hay que desprenderse. Todos en la vida tenemos historias familiares, ciertos elementos que nos van marcando y nos cuesta. Nos cuesta mucho salir de las situaciones. ¿Qué nos da? Nos puede dar miedo, frustraciones, cantidad de cosas y uno busca a ese jugador ayudarlo en función de su realidad. Yo siempre les digo que hay situaciones que no pueden cambiarse, pero si podes cambiar vos. La situación capaz no la podes cambiar, el tema está en quien domina, si la emoción o la mente. Si la emoción te domina posiblemente vayas barranca abajo, si la mente puede dominar me parece que va a ir mejor. Yo manejo un ejemplo a aquellos jugadores que tienen interés, no le funciona a todo el mundo. Nosotros tenemos posiciones de equilibrio, equilibrio estable o inestable. Si esto fuera una montaña (junta los dedos de una mano hacia arriba) y acá hay una bolita (señala la punta del puñado de dedos) cualquier cosa que a mí me venga (miedo, venganza o cualquier otra emoción) me puede hacer caer. Eso es un equilibrio inestable. Equilibrio estable es cuando la bola está ahí (señala ahora la mano en forma de cuchara) y el individuo tiene todas estas fortalezas, si hay alguna emoción la bolita se mueve pero no sale de ahí. Yo estoy siempre en equilibrio inestable (risas nuevamente) no quiero decir que yo haya llegado a eso. Las emociones juegan así. Esto afecta las decisiones, que pueda haber un buen manejo del juego, su rendimiento físico, su entrega… Vos te haces indestructible cuando te vences a vos mismo. No hay chances.

Pienso en un joven de 17, 18, 20 todavía sin la madurez necesaria para comprender esto y con una expectativa muy grande sobre lo que debe ser su carrera. ¿Cómo hacer con esa exigencia y la expectativa, cuando aún el joven no está preparado para asumir todo eso?

Yo creo que hay una etapa de formación que cada vez es más larga. A veces las urgencias en estos países no son las de otros. Hoy vemos deportistas de 37 años brillando en tenis, en muchos deportes y en fútbol. ¿Por qué? Porque el deporte se extendió. El mayor potencial de un individuo es a los 28, 29 años ahí está su máximo potencial o sea que hasta ahí está evolucionando. No juegan todos los de 21 o 22 en las grandes ligas del mundo, juegan en los países nuestros, pero les cuesta. Creo que en nuestros clubes hay una necesidad de venta, que se terminan yendo muchachos que no están formados. Piensan que irse es divino, pero no a todos les sienta bien irse del país, de tu barrio, de tus amigos, de tus afectos, esas cosas que conocés y te hacen sentir seguro. ¿Y qué tenés? Plata, y hay gente que es tan pobre que lo único que tiene es plata.

Uno supone que hay responsabilidad de varios actores, no solo el jugador y el contratista. El ambiente del fútbol le pide a un joven aún inmaduro lo mismo que a una estrella.

Quiero aclarar que cuando decimos inmaduro, se puede pensar que hablamos de falta de capacidad. La inmadurez es que aún no está en el proceso para recibir ese estímulo, porque no tiene la madurez para hacerlo. Tendrá la capacidad de recibirlo cuando esté maduro. ¡Este es un inmaduro! Estás ofendiendo a veces. No, no. Hay que darle estímulos que estén de acuerdo a la madurez que tiene cada uno en ese momento.

Suponemos que a veces es duro manejar la ansiedad del hincha que quiere todo y todo ya, y que el jugador está en el lugar donde queremos estar todos y le exigimos sin analizar que se están formando.

Hay que dividir. Cada uno tiene que saber cuál es el lugar que le toca ocupar. Lo primero que hay que analizar es el juego en sí, el fútbol. El fútbol es un juego de sueños, no es otra cosa. Cuando uno analiza que un partido puede ser 50 contra 50 pateando una botella, y solo uno le pega a la botella y los otros 99 no la tocan y están locos de la vida jugando a ese juego decís: esto es rarísimo. Si me hablás de un partido de tenis, le pego, juego yo. Pero, ¿en el fútbol? Jugás viendo, y eso hace el hincha, juega viendo. Disfrutar de esa fantasía, de ese sueño. Yo siempre digo algo: los sueños muchas veces no alcanzan, si me quedo en el sueño, me va a generar una debilidad. Yo tengo que generar la voluntad, de cumplir ese sueño. Y tener la voluntad es entrenar todos los días, es como decimos, la suerte solo se mejora entrenando más. Los que más suerte tienen son los que más entrenan, más allá del talento.

¿Cómo romper la barrera de la voluntad?

La barrera de la voluntad la levanta el obrero que se levanta a las 5 de la mañana por dos mangos, todos los días de su vida y sabiendo que se va a jubilar y su sueño es ir el domingo a la cancha, sacar plata de donde sea, o juntando rifas de $50 para ir a ver a Nacional. Eso no tiene que ser un peso para nosotros, tenemos que tener la claridad y la frialdad de alejarnos de esas cosas, pero la pasión del hincha nos genera una responsabilidad.

¿Cómo comprende eso un jugador joven?

El juego como tal para ese jugador no es ausencia de esfuerzo. El juego desafía. Esas cosas son educadoras del juego. Cristiano o Griezmann, ¿siguen jugando por la plata? No, la plata les llegó y está ahí, y les va a seguir llegando. El tema es la pasión por el juego. La motivación intrínseca es el corazón que late. Cuál es el problema, el que pierde la motivación y aparecen los contratistas, los padres y le dicen “sos el mejor” y son los que he visto fracasar infinidades. Los mejores que teníamos en Wanderers en la décima en aquella época, no llegaron.

¿La ambición personal es estimulante? ¿Qué es éxito para un jugador?

No acompaña solo la suerte o el acomodo para que un jugador llegue. Cuando uno ve la carrera como hincha, uno ve el resultado final, el tipo que llegó a jugar en el Centenario, en el Parque, los que están en esa burbuja fantástica. Pero hay que mirar para atrás. ¿Qué pasó para que ese hombre esté ahí? ¿Por cuánto pasó para llegar ahí? ¿Cuánto hizo él para llegar ahí? ¿Cuánto hicieron sus padres, sus amigos, sus maestros? Todo eso es invisible para los que están afuera. ¿Quiénes no lo olvidan? Ellos, porque lo han vivido.

Cómo es el tema de los liderazgos en Nacional. A un club como el nuestro llegan los mejores y uno supone que trae aparejado elementos de liderazgos. ¿Son con el cuerpo técnico de participar de lo grupal, se meten en los liderazgos del plantel para que sea positivo?

Yo soy bastante transgresor, me meto en todo (vuelven las risas). Cuando uno habla de liderazgos hay que ver que no todos seguimos a los mismos líderes. Tú podes seguir a uno y yo a otros. Lo primero que hay que saber es que el fútbol es muy de estamentos. Pesa cuánto ganó, cuánto gana el otro de salario, es decir, hay cantidad de cosas que van estableciendo un líder, pero quizá no tenga las características de un líder. Y de repente ponés un líder y todos lo siguen. Y la formación de liderazgos no es fácil, yo lo he hablado mucho con Diego (Godín) tengo una relación muy cercana, y cuando le toca pasar del liderazgo de “La Tota” (Diego Lugano) y ser el líder de la Selección Uruguaya para él fue un proceso de formación, de responsabilidad muy grande tener que liderar. Hoy tiene la chapa de un gran líder pero yo me acuerdo que comprábamos libros, leíamos de liderazgos, porque tenés que prepararte. Una persona tiene que mirar por el bien común pero muchos en un grupo miran su ombligo y es normal, pero alguien tiene que mirar por el bien común. En este caso esa responsabilidad es del Cacique Medina y él la tiene que asumir. Él es el que mira por el interés común. ¿De quién? De Nacional.

¿Y el capitanato?

Los capitanes muchas veces los eligen los jugadores o lo elige el técnico. Nosotros este año tuvimos un capitán como Diego Polenta en su momento, hoy tenemos a “Coco” (Esteban) Conde y hubo otros que fueron capitanes de acuerdo a las presencias de ellos.

Hablemos del capitanato que tenemos hoy: Coco hace algo fantástico que es hacer prevalecer el grupo. Porque en un grupo lo más importante son las diferencias. Porque las diferencias nos complementan, si somos todos iguales estamos jodidos. Y eso es lo que nos hace ricos como grupo en Nacional.

¿Tiene para aportar Fucile? Mucho, y el capitán le da el lugar para que lo haga. El “Rolo” tiene para aportar, el “Colo”, los más jóvenes también. Barcia, el “Pacha”, toda esa mezcla generacional, el “Canario”, el “Rafa”. Todos estos jugadores con sus diferencias hacen esos aportes y “Coco” lo que tiene que hacer es administrarlo, porque convivimos mucho acá y hay que manejarlo. El grupo es el que va a hacer la diferencia.

¿Qué pasa con la familia, el espacio para los afectos? ¿Es posible en un proyecto tan exigente darle el lugar a eso?

SI, claro. Yo hace muchos años que viajo y que estoy fuera del país, mucho tiempo fuera de casa, pero hoy tengo una mujer que me acompaña plenamente en este proyecto. Que lo disfruta conmigo, que está orgullosa de que lo haga y con quien lo hago. Eso me ha dado libertad y me permite vivirlo y si bien soy un bicho solitario y me siento bien en este espacio, tengo el orgullo de poder vivir acá, en nombre de todos aquellos que sueñan con Los Céspedes y con estos cuadros. ¡Imaginate la gente que ha estado acá! Que hoy la vida me dé la oportunidad de estar en este lugar es un regalo, tengo que sentir que soy un tipo que fue tocado y tengo que agradecerle a mi hermano el Cacique la oportunidad de estar acompañándolo en este momento. Para nosotros es un sueño, para él es un sueño, por el amor que se le tiene a este club. Entonces mi mujer me acompaña en todo esto, mis hijas me acompañan. Tengo dos, Paula y Abril y a mis hijas si las he dejado de ver y me he perdido cosas divinas de la vida de ellas, pero bueno, también he buscado lo que me apasiona y para hacer feliz a los demás, tengo que estar feliz yo.

¿Cómo fue el momento que te llamó el Cacique para unirte al proyecto?

Al Cacique lo ví primero como alguien que le gusta el fútbol, cuando estaba en Liverpool con Julio Rivas y lo veía y decía: “Este loquito, jugando allá arriba.” Y después se dio aquel paro en 2002 de meses yo me puse a trabajar con Eguren, con Bonilla y Dadomo en forma particular los entrenaba en la rambla a los tres y Seba me preguntó si podía traer otros jugadores de Nacional. Cuando quise acordar estaba toda la banda: Machado, Arbiza, Ferreira, Medina…Y ahí hicimos un gran grupo, quedamos muy vinculados y me hice muy amigo.

¿Pero tiene algo especial?

El Cacique tiene un corazón increíble. Dentro de la imagen de esa locura que también tiene, esa pasión que también adoro… Lo primero que valoro es su cariño, estamos muy unidos familiarmente. Vi crecer a sus hijos, el vio crecer a mis hijas, adoro a sus padres y siempre decíamos que algún día vamos a ganar algo importante juntos y soñábamos. Pero yo estaba en el tenis y hacia esas cosas con ellos. Cuando le apareció la oportunidad de la 3a división no se equivocó. Y ahí él formó grupo con el Profe Souto, yo no me podía venir pero todos sabíamos que en algún momento iba a dirigir la 1a. Luego en diciembre vengo a dar una charla y se dio que Lasarte había dejado el cargo y la situación para mí era muy incómoda porque el “Chupete” (Marcelo Tulbovitz) fue el que me hizo que yo fuera preparador físico y Eguren es como mi hijo, y fue complejo. Medina me preguntó si lo acompañaría si asumía en Nacional y le dije que me dejara mandar un mail que dejaba todo…

Y dejás Europa y venís a Nacional.

Y el Atlético de Madrid (muchas risas) Yo vivo en la montaña, en un huerto…

La charla siguió ya sin grabarse. Sobre los videos con los que trabajan, sobre ”Carlitos” un muy fotogénico perro callejero que vive en Los Céspedes, la vida, los sueños. Daba para más pero seguramente habrá otras ocasiones. Entonces nos fuimos con el alma tibia por haber conocido a un gran profesional y a un mejor tipo.





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