Por Recibimos y publicamos
14 Ene 2014
Cecilia

Los torneos de verano tienen ese… no sé qué ¿viste? Será porque son la proximidad a lo oficial que se empieza a vislumbrar.

Será porque la cercanía de las fiestas de fin de año nos tiene todavía medio melancólicos. Será porque cuando en este país futbolero pasan tres semanas sin competencia uno ya extraña…

En los torneos de verano de todas maneras e indefectiblemente uno sabe que no va a ver futbol sino gente tratando de jugarlo, pero como es verano… no importa mucho.

Aunque este  primer torneo veraniego, de verano tuvo poco, ya que el frío intenso del sábado de noche todavía me tiene atornillada a la Olímpica y el vientito fresquito de ayer en la platea América  fue menos cruel, pero molesto al fin. A esto súmele que los que “piensan” los torneos de verano no piensan que aunque sea verano la poca gente que se queda en la ciudad en su mayoría no está de vacaciones y entonces un partido que arranca pasadas las diez y media de la noche indefectiblemente va a terminar pasada la medianoche y si a eso le adicionamos que los precios son color “caribe” aunque estemos en verano, en la ciudad y de vacaciones entonces se entiende que no vaya demasiada gente. 

Pasadas estas circunstancias, lo que queda es lo importante.

¿Y qué es lo más importante? Saber que los dos partidos en especial el del sábado se salió a jugar como siempre deberían jugarse los clásicos. Después se podrá ganar o perder porque esas son las reglas pero el viento fuerte de la noche nos hizo sacudir y nos reveló el poder de la juventud y la rebeldía de la misma. 

Desde la lejanía de la Olímpica distingo al técnico agitar los brazos como si estuviera espantando algo… ¿Serán los malos vientos del año pasado?

Veo al Cachorro arrojarse en el último penal y cuando estamos gritando todos por su acierto mi esposo dice con su habitual y analítica precisión: “Se lo merece el botija”

En dos partidos aparecieron muchos nombres viejos de gente joven y el partido del sábado es una muestra de que importante es formar. En una disputa en busca de la titularidad, estos jóvenes no buscan empleo, lo tienen pero lo tendrán que hacer valer en esta lucha permanente que es la competencia incluso contra sí mismos

El de ayer nos demuestra que hay veces que saber aprovechar lo que se tiene es más importante que amontonar nombres sin sentido.

Veo al técnico otra vez agitar los brazos, pensativo, a pocos metros delante de mí.  Cuando el capitán y el equipo están a punto de ir a levantar la Copa, el canto de la hinchada resuena alentando a ir de su mano hacia un destino, él se da vuelta y sonríe complaciente a sus allegados, mientras se acomoda los anteojos.

La Copa ya va camino a casa y las viejas gradas se van quedando de a poco solitarias. El viento sopla despacio como cediendo al conjuro… ¿Será que se está alejando para dejar lugar al viento bueno?  

Cecilia810

Foto: tenfield.com.uy


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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