Por Recibimos y publicamos
10 Feb 2014
Cecilia

La responsabilidad es un logro, no un regalo y ser hincha de Nacional implica un cúmulo de responsabilidades que hay que saber asumirlas.

Entre ellas posiblemente y a simple vista la tarea más tediosa pero cargada a la vez de adrenalina sea la de transitar en el universo deportivo frente a la mirada de los otros, los ajenos. Pero paradójicamente quizás sea la más fácil…

Cuando un taxista intenta damnificar con un comentario irónico al Parque Central uno tiene dos caminos, o se baja del taxi donde esté o le da una clase de historia como la que le dio distinguidamente mi esposo hoy, camino a nuestro querido predio. Diez minutos de inteligencia bastaron para acabar con la bobada y dejarlo sin ganas de hacer más comentarios.

Pero el ser de Nacional también implica la responsabilidad de saber cuándo y cómo juzgarnos a nosotros mismos sin necesidad de los de afuera. Los de afuera existirán pero en la medida que nosotros sepamos lo malo y lo bueno no los necesitaremos. Simplemente los tendremos ahí al acecho, porque allí están y seguirán estando y se los debe batallar con sabiduría y consecuencia.

Una vez escribí sobre la importancia de defender la alegría y no permitir que desde tiendas ajenas nos empañaran el triunfo local cuando las loas iban todas hacia el otro lado. Hoy voy más allá y digo que la primera responsabilidad al ser de Nacional es el  trabajo cotidiano de construcción hacia el interior mismo de nuestras entrañas, de autoevaluación y sinceridad y de reconocimiento de lo  importante de permitirnos disfrutar del día a día de nuestra institución sin dejar a la vez de solidificar la autocrítica. Parece una banalidad pero es lo que nos ha hecho aguantar la estocada muchas veces ante los gérmenes nocivos externos.

Apenas llegué al Parque yo también me percaté que los colores del golero contrario no me eran gratos, como tampoco fueron gratos muchos momentos del partido, o la actuación de algunos jugadores hoy, como no me es grato que me revisen la cartera…pero no se me ocurrió por todas esas cosas tirar nada a la cancha o escupir al taxista devenido en humorista  barato (aunque lo segundo debo confesar autocríticamente me cruzó por la cabeza por un segundo y  me salvó mi esposo…). Admito que la labor de solidificar la médula es más compleja y trabajosa que un mero eslogan publicitario para demostrar que somos todos los que hacemos grande al club y que no debe ser solamente una frase hecha. La tarea del amor no es simplemente ponerse una camiseta recién comprada, es la artesanía  cotidiana de defender los tres colores de esta histórica casaca desde el lugar en el mundo donde nos toque estar, es un orgullo, pero también una formidable responsabilidad sin por ello menoscabar con nuestros actos la inolvidable y vigente rebeldía de nuestro nacimiento. No es una tarea sencilla, lo estamos haciendo, pero es un trabajo del día a día.

Después en todas las horas podremos discutir si aquel o este otro, por qué lo sacó a ese y puso al de más allá, si fue o no fue offside,  si jugamos a algo o no jugamos a nada, los dos goles, los que nos pudieron hacer ellos, la extrañeza por algunos malos momentos de algunos, la solidez de otros, la agradable confirmación de lo que hemos gestado , la innegable alegría del triunfo por encima del rendimiento  o la incertidumbre de ese rendimiento a futuro, en un futuro ya cercano y espinoso que se viene.  

Ser de Nacional es ponerse la camiseta desde adentro del corazón hacia el afuera y al mundo entero, es un escudo intimo que lleva hilos tejidos a fuego en la sangre  y el cual se debe conservar intacto para no  permitir que nos lesione ningún afuera y mucho menos ningún adentro.

Cecilia810


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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