Por Recibimos y publicamos
20 Abr 2015
Cecilia

No me revisaron en la entrada, solamente me pidieron la bandera que llevaba en la mano y la sacudieron un poco buscando quien sabe qué.

Me siento al sol con mi hija esperando que dejen entrar a mi esposo mientras las tribunas se van poblando de rojo, azul y blanco.

“Disculpe señora, me tengo que parar porque los de adelante se paran” Y ni bien me paro gol. ¿“Lo llegaron a ver?” nos pregunta el señor que unos cuarenta segundos antes me había pedido disculpas. Y sí que lo vi,  los dos primeros goles  nos daban una tranquilidad que después se volvió un poco intranquila de más.  

Una voz a la distancia dice: “¡Vamos que somos Nacional che… A tener la pelota!”. No alcanzo a ver el corner contrario de mi lado, el cuello me queda estirado y tengo que tomar el mate para no quemar a nadie. La pelota está más allá que acá. Gol de ellos. “Y sí, estaba visto” dice alguien por ahí.

El entretiempo nos da el asiento y el respiro. Busco caras conocidas en las gradas ajenas.

El segundo tiempo el cuello que ya tiene algunos centímetros de más por el estirado, está pendiente de que la pelota entre en aquel arco. Jugada de... no veo... gol...gooool... bueno ahora un poco de respiro, pero siete minutos después alguien cabecea para atrás y gol de ellos. “Vamoos che…vamos”. Agarro la bandera que estaba apoyada en el cemento. A la distancia veo la figura alta del que nos dio aquel cabezazo en Tokio y no puedo menos que sentir la ambigüedad del querer que le vaya bien pero no en esta ocasión y que aquello de que técnico que debuta no pierde hoy no se cumpla.

Pregunto cuanto falta pero queda una vida. Estoy entre que tomo el último mate y estiro el cuello. Montonera en la distancia… la cabeza se me va a salir… la pelota que no llego a ver…parece que…gooolll…

El sol va claudicando ante nosotros. Los minutos corren. Un cartel con un 4 se asoma. Miro a la hinchada en la cabecera cantando que somos locales otra vez y entonces cuando el juez termina, mi cuello vuelve a su lugar y me siento a esperar esos minutos que por el altavoz nos ordenaron aguantar. A la distancia una conferencia de prensa en la cancha. Y me acuerdo que se quejan porque en nuestra casa dice que no ven bien.

Salimos por el verde Prado en medio de la caravana tricolor, mientras despliego mi bandera que estaba apretada en mis manos  y la sacudo para doblarla dándole respiro.  No sé qué elemento misterioso buscaban en la entrada cuando lo hicieron. Yo sé que lo que veníamos buscar nosotros, a pesar de que sufrimos demasiado con el trámite, apareció. 

Cecilia810


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




SEGUINOS

Crear una cuenta



Ingrese a su cuenta