A un pasito

El retorno de Polenta a Nacional está muy cerca de darse; analizamos qué puede aportar el futbolista que es muy querido por la hinchada tricolor.

Diego Polenta tiene muchas chances de volver a vestir la camiseta del club de sus amores. Según comunicó Pasión Tricolor, la directiva del Decano decidió que hará las gestiones necesarias para que el defensor vuelva a jugar en el equipo más laureado del fútbol uruguayo, algo que muchos de los hinchas y socios tricolores esperan con muchas ansias.

La inmensa mayoría de la hinchada apoya al ex capitán tricolor, y eso se hizo notar claramente en las redes sociales y en todos los medios en los que nos podemos expresar, y de alguna manera presionar a los dirigentes ahora que el futbolista se encuentra libre. Pero, ¿por qué Polenta es tan querido en Nacional? Polenta posee una personalidad y un liderazgo natural que asombró desde muy pequeño. Basta con recordar aquel encuentro con el expresidente, en aquel momento mandatario, ‘Pepe’ Mujica, cuando el zaguero era capitán de las selecciones juveniles de Uruguay, en donde Diego le hizo un pedido de rebaja del IRPF, lo que provocó el asombro y el comentario de todos.

El hincha de Nacional lo quiere porque desde que llegó al club demostró en la cancha esa personalidad y ese don de líder, pese a la corta edad con la que arribó a la institución, lo que lo llevó enseguida a ser el capitán con tan solo 23 años. Jugador ultra respetado por sus compañeros, y sobre todo, por los rivales. Y más que nada por los del tradicional rival. Es que en esos partidos es cuando más se notaba su jerarquía y su clase. Contra Peñarol disputó 14 encuentros, de los cuales ganó 5 y empató 6. Además, le convirtió 2 goles de los 7 que conquistó con la Tricolor, más 3 más que figuran en la estadística por la suspensión del clásico de la garrafa.

En total, el zaguero disputó 150 partidos con la blanca, de los que ganó 91 y empató 31. Logró coronar seis títulos oficiales nacionales, entre esos, dos uruguayos -2014/15 y 2016-, y dos títulos internacionales amistosos.

Es que Diego Polenta posee una jerarquía y un liderazgo que su sola presencia hace crecer a los propios y achica a los rivales, y en esos partidos es cuando más se nota. Quizás su personalidad lo llevó a recibir algunas expulsiones que pudieron ser evitadas, pero claramente es mucho más su aporte en este aspecto que lo negativo. Además, es justo mencionar que durante su estadía, y como ha pasado con infinidad de futbolistas de Nacional (en este momento le ha tocado a Gonzalo Bergessio que casualmente es el capitán hoy en día), fue víctima de una campaña mediática en donde parecía que el único que protestaba y jugaba fuerte era él, lo que le valió varias tarjetas recibidas injustamente.

¿Pero sólo por su personalidad y liderazgo es que es querido por el hincha tricolor? De ninguna manera. Polenta es un líder también desde lo futbolístico y es su mejor virtud. Es el típico zaguero de cuadro grande que empuja desde el fondo. En lo ofensivo, posee un excelente dominio del balón y una muy buena pegada que le permite ser siempre salida clara con pases filtrados en corto o con envíos en largo. Algo que es muy necesario para poder llegar con pelota dominada al arco rival. En lo defensivo es muy bueno en el mano a mano, y pese a no ser de los zagueros más altos -mide 1,85 metros- va muy bien de arriba y difícilmente pierde en esa zona. Quizás el punto débil sea su velocidad, pero lo suple con la experiencia, el anticipo y el manejo del cuerpo en el que es un especialista. 

Cuando el futbolista era el capitán de Nacional entrevistamos a Hugo de León y en esa nota nos dijo: "Creo que Polenta, por su estilo de liderazgo dentro del campo, por su capacidad de contagiar desde atrás, puede ser un líder muy positivo que marque una época en Nacional", y nosotros no podemos estar más de acuerdo. Ojalá que se concrete su regreso al club, para continuar con lo que inició por aquellos años y para que la predicción de Hugo pueda ser una realidad. Personalidad, jerarquía y clase le sobran para conseguirlo.

Diego Ávalo